Así es la vida de José Wesley, el bebé símbolo del zika

    • Solagne se infectó del Zika a los cuatro meses de gestación. Nadie le dijo que su bebé tuviera problemas de crecimiento craneal porque "era prematuro y era normal que fuera pequeño".
    • José sigue esperando unaspruebas de rehabilitación para diezmar los problemasasociados al Zika.
José Wesley se hizo famoso por su microcefalia pero su vida no ha cambiado
José Wesley se hizo famoso por su microcefalia pero su vida no ha cambiado

José Wesley cumplirá cinco meses de edad el próximo 27 de febrero. Nació con microcefalia, aunque no se le notaba porque fue un bebé prematuro. Pese a haberse hecho el rostro visible de los primeros estragos del virus Zika, su vida, y la de su madre, no ha cambiado para nada. Los médicos dicen que tendrá problemas de visión y para caminar, pero su madre desestima esa opción. Solagne Ferreira prefiere seguir criándole como al resto de sus hijos. Y tiene un truco para calmar sus llantos: los baños en un cubo le siguen relajando.AP photographer reflects on 'Bucket Baby' in Brazil: https://t.co/ihE7cIlD2O@felipedanapic.twitter.com/DpNcDBmDbf— AP Images (@AP_Images) 4 de febrero de 2016

La imagen de José metido en un cubo dio la vuelta al mundo. La expresiva fotografía de Felipe Dana, colaborador de Associated Press, sirvió para poner rostro al virus Zika. Pero la fama no ha cambiado la vida de esta familia. Solagne se vio obligada a dejar su empleo de limpiadora doméstica para entregarse en cuerpo y alma a José. Y a Elielson, Elisson y Elenilson, sus otros tres hijos de 16, 10 y 5 años respectivamente. "¿Te imaginas si también le hubiera puesto un nombre que empezara con la misma letra 'e'? Menos mal que le puse José", Solagne no pierde el humor.

Si no le quedara el humor no podría hacer frente a la situación. Sobrevive con 59 euros mensuales, que al cambio quedarían en 259 reales, y que recibe del programa de ayuda familiar Bolsa Familia. Hace más de un mes se mudaron a Bonito, pero su marido decidió quedarse en Santa Cruz do Caparibe, la ciudad de Pernambuco en la que habían vivido siempre. A veces les puede hacer llegar 200 reales, otras veces les ayudan los familiares si tienen algo. "Cuando no tienen, nos arreglamos como podemos. Ante todas las dificultades Dios muestra un camino", asegura Solagne en la BBC.

José es un niño "normal". "Yo sé que tiene microcefalia, ya vi eso en los exámenes y lo dijo el médico, pero yo lo crío como un niño normal", comenta su madre. Pero Solagne lo tiene claro, tiene "más cuidados con él de los que tuve con mis otros hijos, pero tampoco lo consiento demasiado, porque sería peor para él. Si malcriar a un niño con salud es un problema, imagina hacerlo con uno que está enfermo". El truco de Solagne es hacer lo mismo que con el resto de sus hijos: los calma con baños de agua en un cubo.

Pero a José "le gusta más el agua que a los otros". También es el que más llora. Solagne admite haber estado los dos primeros meses sin apenas salir de casa "porque no paraba de llorar". Para ella es el 'Cristo Redentor', no porque sea un milagro, sino porque "se queda todo duro cuando se pone nervioso. Abre los brazos, cierra las piernitas y se queda rígido y morado". Y a su madre le recuerda al Cristo de Corcovado. Todos los hermanos le bañan para calmarlo, como un día hizo su madre con ellos.

Solagne se infectó del Zika a los cuatro meses de gestación, aunque nunca fue diagnosticada mediante un examen. "Sentí dolor en el cuerpo, picazón y tenía manchas. Sólo me sentí enferma un día y al día siguiente volví a trabajar". En el parto nadie le dijo que su bebé tuviera problemas de crecimiento craneal porque "era prematuro y era normal que fuera pequeño". Pero lloraba demasiado, por lo que Solagne lo llevó a un centro de salud, donde "midieron a José Wesley y tenía 32 centímetros aunque ya tenía dos meses".

"Hasta ese entonces nadie había prestado mucha atención al tamaño de su cabeza porque tenía salud, era normal". Tampoco era obligatorio notificar los casos de Zika o sus sospechas. Ni las enfermeras sabían exactamente cuántos centímetros se consideraban microcefalia, y lo tenían que consultar "con el celular por internet". "Después del examen, el médico me dijo que el futuro tendrá dificultades para hablar, para caminar, para ver. Pero en la televisión dicen eso de todos los casos. Creo que con mi hijo será diferente", dice con coraje Solagne.

José sigue esperando unas pruebas de rehabilitación que intenten diezmar los problemas asociados al Zika. Y Solagne sigue con su vida normal, aun a sabiendas de que son "famosos". "Fama a cambio de enfermedad, yo no quería eso", aunque "me parece bonito que la imágenes estén en internet, pero mi vida sigue igual". Solagne se alegra de que le paren por la calle y le pidan si pueden compartir sus fotos. Pero lo tiene claro: "cuando me dicen que mi hijo no va a caminar me enojo con ellos. Me dicen que José Wesley tiene defectos, pero yo les respondo que quien tienen defectos son ellos".

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