Aterrizaje de emergencia

Cuatro horas de infarto en Barajas: "He preferido no encender la televisión"

Vuelo Air Canadá
Vuelo Air Canadá
EFE

La sala Jarama, en la planta 0 de la T2 del Aeropuerto de Barajas, ha sido el escenario de la trama que ha mantenido a España en vilo durante más de cuatro horas este lunes. Normalmente, Aena reserva la sobria estancia para reuniones en las que empresarios de todo el mundo se dan la mano al sellar un acuerdo, pero este 3 de febrero sus paredes bicolores cambiaron los trajes a medida por los uniformes. En su interior, policías y guardias civiles trataban de mantener la calma entre al menos una decena de familiares que, sin despegar la vista de sus teléfonos móviles, aguzaban el oído a la espera de cualquier novedad sobre el motivo de su angustia: un rostro conocido entre los 130 pasajeros del Boeing 767-300 del vuelo Madrid-Toronto de Air Canadá que tuvo que aterrizar de manera forzosa en la pista madrileña.

"Un controlador amigo mío me ha comentado que esto no se sale de lo normal... pero yo he preferido no encender la televisión", admitía una mujer en su camino hacia la estancia donde, desde el punto de información del aeropuerto, le habían asegurado que resolverían todas sus dudas. Con paso firme, avanzaba por un pasillo interminable en busca de un cartel que le informase de que había llegado a la sala Jarama, donde se reuniría con su padre. "¡Viene conmigo!", gritó él desde dentro, con el móvil pegado a la oreja, instando al agente del control de acceso a levantar la mano y dejar las formalidades para después del abrazo. Ambos esperaban la última hora sobre el vuelo en el que viajaba su madre y esposa, quien había embarcado en ese avión para encontrarse con su otra hija, que iba a someterse a una intervención médica al otro lado del mundo. Aún tenían por delante una hora de inquietud.

En el interior de esta habitación, agentes de Policía reclamaban una lista de pasajeros que no llegaba, mientras tres trabajadores de Aena comentaban lo ocurrido junto a una enorme bombona de agua, el único servicio de la estancia que han aprovechado la decena de allegados que, sin intercambiar palabra, esperaban callados un feliz desenlace que se dilataría hasta las 19.07 horas. "Dicen que dentro están tranquilos y bien informados", afirmaba el hermano de uno de los viajeros en base a los mensajes que le llegaban desde el aire. Y es que, afortunadamente, la comunicación entre los que aguardaban en el aeropuerto y los que sobrevolaban Barajas ha sido constante en las más de tres horas que ha necesitado el piloto para quemar el combustible suficiente antes de tomar tierra sin incidentes.

"Hay días con incidentes más graves pero no salen en la tele"

Una aeronave sin una rueda y con un motor averiado fue el prólogo que movilizó a diecisiete dotaciones de bomberos y casi una veintena de unidades de urgencia, apostadas junto a las pistas y listas para actuar en caso de que  fuera necesario. Mientras tanto, en otro punto del aeródromo, los furgones policiales ganaban terreno a los taxistas frente a la sala Jarama, custodiada por al menos una decena de policías que mantenían a ralla a los medios. Desde la aerolínea sorteaban cualquier detalle más allá de una llamada a la calma que coincidía con la versión del personal de Barajas: "Hay días que se producen incidentes con más riesgo... pero no salen en la tele", aseguraban a 'La Información' desde Enaire, el gestor de navegación aérea en España. 

Ciertamente, la base madrileña se ha convertido en la gran protagonista de este 3 de febrero. Apenas pasadas las 13:20 horas, el Ministerio de Transportes informaba del cierre del espacio aéreo de Barajas, una hora antes de la partida del Boeing 767-300, debido a los avisos de varios pilotos que informaban de que habían divisado un dron en el espacio restringido del aeródromo. El incidente, que ha alargado las medidas de seguridad durante varias horas, mantiene en alerta a la Guardia Civil, que sigue trabajando para localizar al responsable. Sin replegar este operativo, la dirección del Adolfo Suárez Madrid-Barajas ha tenido que activar el protocolo de emergencia para el aterrizaje de la aeronave de Air Canadá.

El Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aérea (Sepla) detallaba en sus redes que el aparato había perdido algunas piezas del tren de aterrizaje que habían impactado en el motor dejándolo inutilizado. La secuencia había obligado a la tripulación a declarar la situación de emergencia, alerta que el piloto y el resto de la tripulación han logrado alejar de los pasajeros a bordo del Boeing, quienes en sus intermitentes mensajes aseguraban estar "tranquilos". Del mismo modo, más allá de la tensión que se respiraba en las inmediaciones de la sala Jarama, los viajeros en su vaivén mostraban más curiosidad por las mascarillas que velaban los rostros de cientos de turistas orientales, que por la sombra de un aterrizaje forzoso a unos metros de sus carritos de equipaje.

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