La terrible conversación de una madre llamando al 112 porque su hijo se ahoga

Defensor del Paciente
Defensor del Paciente

Carmen Ruiz Jiménez y Bartolomé García Serrano ya no tienen lágrimas. No pararán en su batalla hasta que la justicia reconozca que "con mi hijo hubo un asesinato". Son los padres de Aitor, el joven que falleció en el hospital días después de ver como se asfixiaba antes sus ojos mientras llamaban al 112. 

Dramática llamada al 112
Audio de la dramática llamada

Aitor murió el 14 de enero de 2018 con 23 años como consecuencia de unos hechos que según el abogado de la familia, Carlos Sardinero y colaborador con la asociación 'Defensor del Paciente', dieron lugar a un procedimiento contra el 112. "No encajaba nuestra versión con la que ofrecían los servicios de salud". Al principio no le llegaron los audios, sino las transcripciones, pero "no tiene tono" y queríamos comprobar que se "correspondía con la realidad íntegra". Vuelven a solicitarlos y llegaron la semana pasada. "Son muy impactantes, tremendos" que "los padres no podrán soportar escucharlos de nuevo".  El primero refleja lo que está sucediendo. "No quieren una compensación ni reparación porque esto es absolutamente imposible". Lo que piden "es que se valore con justicia lo que ha ocurrido". "Las víctimas de negligencias no tenemos derecho a nada", apuntilla Carmen Flores, presidenta de la asociación. 

Ellos consideran que el tratamiento del 112 ha carecido de "humanidad que necesitaban en el momento más angustioso y delicado de toda su vida hasta el momento".  Dice el abogado que la actuación médica está ajustada al protocolo y lo que dice la familia entonces es que hay que "cambiarlos".  En los audios que maneja el abogado "no está la primera llamada. Solo comienzan cuando interviene el médico y consideramos que es de mucha importancia la primera conversación donde comunican la situación de riesgo vital de su hijo".

Aitor ya había acudido al médico porque tenía un dolor intercostal y dificultad respiratoria y fue dado de alta. El motivo es la falta de "humanidad en la conversación con los servicios de emergencia". Aclara que no es en todas porque la última, donde les indican como tienen que realizar la reanimación Bartolomé no sabe lo que es una RCP pero esa llamada sí que se ajusta a la situación sabiendo valorar lo que sucede y ahí activa todos los servicios, pero Aitor ya ha fallecido".  Consideran que el primer público no actúa correctamente. 

Nada más colgar el médico mi hijo está muerto". Vuelven a llamar y "se corta al teléfono" y luego otro señor "nos dicen que le tiremos al suelo y le hagamos la RCP y la ambulancia tarda y cuando llega es de las normales porque las personas que suben salen corriendo cuando ven que mi hijo está azul". Recuerda la madre que llega la Guardia Civil antes que la ambulancia.  Cuando veo que mi hijo "no tiene solución llegan tres ambulancias". Sigue recordando que cuando llega la "mecalizada le reaniman y mi hijo antes de llegar al hospital sufre otras dos paradas y está en la UCI cinco días". Un día cuando Carmen llegó me dicen que "mi hijo si hubiera vivido sería un vegetal por la falta de oxígeno y de riego". 

El padre dice que es vergonzoso vivir a escasos 8 minutos en coche de grandes centros de salud y llames a un servicio de urgencia a las doce menos cinco y se presente a las doce y 25 minutos "sin tráfico".  Se pregunta si hubiera salido adelante pero "si no le dieron una segunda oportunidad no podemos saberlo nunca". 

Insiste en que "nos dejaron abandonados. Eso fue la triste realidad, porque no una persona no atiende a una llamada de emergencia". No quiere poner calificativos y "es lamentable y seguiré luchando por mi hijo hasta donde haga falta porque no quiero que nadie que no vale para estar en su puesto dimita". 

Mi hijo decía que cuando veía una injusticia social y ambiental "papá la sociedad actual es malvada y perversa por naturaleza". Y el recuerda que le decía que "siempre habrá gente buena". Pero Aitor respondía que "para eso había que escarbar mucho". Tacha de lamentable que la Comunidad de Madrid diga que el protocolo se activó correctamente. 

Rercuerda que días después de fallecer pidieron los audios al 112 ellos solos y "recibimos una carta sin certificar ni nada, como quien echa propaganda" para decirles que no. Recuerda la madre que "decían que así protegían a mi hijo, cuando no le protegieron en vida".  La madre lamenta que "por narices mi hijo tenía que ser un drogadicto" y no. "Era deportista y estaba sano". 

Los padres pasan de las lágrimas a la indignación porque "no puede ser que yo pague mis impuestos y mi hijo esté en un cementerio. No le han dado una oportunidad. Es como si fuera peor que un perro en una calle, nos trataron así. A él en concreto y a nosotros más todavía. Y nos hemos quedado sin lo que mejor tenía yo en mi vida que era mi hijo y lo que más quería en el mundo y lo que siento es que aunque haga todo esto no le pueda traer a la vida". 

Mostrar comentarios