Católicos de Turquía: un crisol cultural que atiende el tañido las campanas

  • Celebrar una misa católica en Estambul es un ejercicio de diversidad: fieles locales, refugiados africanos, turistas e incluso algún musulmán se dan cita en el templo.

Ilya U. Topper

Estambul, 23 nov.- Celebrar una misa católica en Estambul es un ejercicio de diversidad: fieles locales, refugiados africanos, turistas e incluso algún musulmán se dan cita en el templo.

Según explica a Efe el vicario apostólico de Estambul, Louis Pelâtre, en la gran metrópolis del Bósforo con sus 15 millones de habitantes hay solo entre 25.00 y 40.000 católicos, pero la cifra es difícil de fijar, porque la congregación "cambia todo el rato".

"Ahora hay muchos refugiados africanos, pero también estudiantes, algunos 'erasmus', los filipinos están desde hace tiempo... y hay un colectivo polaco importante", cuenta.

Es una grey "muy distinta a la antigua base de la comunidad, que eran los levantinos", recuerda el vicario, en referencia a las familias de descendencia francesa o italiana que llevan muchas generaciones afincadas en el Mediterráneo Oriental.

Lo que prácticamente no hay son turcos: las ramas autóctonas de la Iglesia Cristiana en Turquía se dividen entre armenios, griego-ortodoxos, siriacos y caldeos, estos últimos también parte de la familia católica.

Convertirse es legal en Turquía y la administración no pone pegas a quien quiera cambiar de fe, pero "muy pocos" musulmanes dan este paso, explica Pelâtre, "aunque sí hay libertad religiosa".

Eso sí, cada martes, la iglesia de San Antonio en la calle Istiklal, la principal arteria comercial turca, tañe sus campañas para llamar a misa en turco.

La mayoría del público está más dado a curiosear o a hacerse fotos ante la estatua de Juan XXIII -predicó aquí cuando fue delegado apostólico en Turquía- pero tampoco falta quien pone velas o medita ante la virgen.

Varias señoras charlan en armenio: aunque los armenios católicos disponen de iglesias propias, es frecuente que se acercan a la misa latina en turco.

Pero también hay turcoparlantes, como Özge, una estudiante de relaciones públicas, que acompaña a su madre Angelina, hija de armenia y polaco, casada con un musulmán.

"La mayoría de las cristianas que se casan con un musulmán se convierten, pero mi marido -ya falleció- nunca me lo pidió; desde luego no hace falta convertirse para registrar un matrimonio, la fe es un asunto personal en Turquía", explica Angelina a Efe.

Su hija fue registrada como musulmana, pero un buen día decidió modificar la casilla de "religión" en su carné de identidad.

"Fui al registro civil y declaré que soy cristiana; me lo cambiaron sin problemas", relata Özge; "sin embargo, no figuro como cristiana para la Iglesia: para bautizarse hay que hacer un sinfín de cursillos y exámenes y lo dejé".

Nunca tuvo problemas por ser cristiana turca, asegura: "En el colegio público dan clase de religión islámica, pero me dispensaron. Lo único malo es que últimamente ponen preguntas relacionadas con el islam en el examen, pero a mí no me pasó", recuerda.

A Angelina tampoco le preocupa la corriente islamista, que en los últimos años se ha hecho fuerte en Turquía, permitida e incluso fomentada por el muy conservador Gobierno del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002.

"En algunos barrios (de Estambul) se nota, desde luego, pero en el nuestro, de clase media moderna, no. Allí, la religión a nadie le importa", asegura.

En la iglesia también hay musulmanas que buscan un rato de paz espiritual, como Nihal, ama de casa, que hace cola para un rato de conversación con el Padre Julian.

"El Corán no lo entiendo, y los imames en la mezquita no se puede hablar; aquí me siento a gusto y el padre responde las preguntas que me hago", asevera a Efe.

También ha encendido una vela, algo nada extraño en Estambul, donde muchos musulmanes realizan este pequeño gesto en las iglesias de su barrio o, sobre todo, en la romería ortodoxa que en abril se celebra en una de las islas cercanas.

Sobre el portal de la iglesia de San Antonio ya se ha colgado una pancarta que da la bienvenida, en turco y en inglés, tanto al Papa Francisco, como al Patriarca Bartolomeo, aunque el pontífice no oficiará misa aquí, sino en la catedral del Santo Espíritu, más cercana a la nunciatura y menos frecuentada.

Profundizar en el acercamiento entre Vaticano e Iglesia Ortodoxa es el motivo principal de la visita de Francisco, subraya Pelâtre, mientras que la visita a Ankara, el 28 de noviembre, será un poco más que protocolaria.

De hecho, existen reivindicaciones de la Iglesia Católica frente al Estado turco, por ejemplo, el reconocimiento como entidad jurídica, del que ahora no goza.

Sin embargo, sobre ese asunto no se prevén conversaciones concretas durante la estancia del papa Francisco en Turquía, asegura el vicario.

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