Cheika, las paradojas de un técnico exitoso

  • Artesano de la resurrección en tiempo récord de una selección australiana que estaba en crisis y a la que ha clasificado para semifinales del Mundial, el técnico Michael Cheika es un hombre complejo, que mezcla un gran temperamento y un sutil talento de negociador.

¿Es debido al mosaico de culturas que compone el país de origen de sus padres, Líbano, y que ama tanto? ¿O es su carrera que le ha llevado del Hemisferio Norte al Hemisferio Sur, de un trabajo a otro? A Cheika le gusta mucho la diversidad y las contradicciones.

"Me gustan los equipos en los que se mezclan los jugadores sensibles, guerreros, bromistas, silenciosos, intelectuales", afirma.

"Eso es lo que da vida a los equipos, cuando la gente se interesa por las diferencias de sus compañeros", añade.

Este inconformista, de 48 años, siguió un trazado atípico desde su nacimiento en la periferia de Sídney. Su padre, originario del norte del Líbano, desembarcó en Australia sin un penique el día de Navidad de 1950, y de ahí le viene a Michael Cheika y de su madre costurera, el gusto por el trabajo.

Antiguo número ocho de Randwick, una vez recibió 38 puntos de sutura en la cabeza tras una jugada en un ruck. Con 22 años, en 1989, hizo las maletas y llegó a Francia, a Castres.

"Necesité seis o siete meses para soltarme, pero al final aprendí francés", recuerda.

"No había muchos jugadores extranjeros en esa época y Castres no era el lugar más cosmopolita del mundo, pero necesitaba ver que el mundo era grande" añade.

Tras pasar unos años en Castres y después en el CASG Paris (futuro Stade Français) y en Livorno (Italia), regresa a Randwick y después pasa a los Waratahs de Sídney donde termina su carrera.

Después partirá rápidamente a la aventura en Italia para iniciar sin ninguna experiencia su carrera de entrenador, en Padua.

La experiencia dura poco y se lanza al mundo de la moda, respondiendo a un anuncio en un diario, de la creadora Collette Dinningan, para ser su director comercial, basándose en su convicción y en una pequeña experiencia con su primo en un comercio de ropa.

"Nunca se dejaba enredar y se mostraba muy firme con los socios que no rendían", recuerda Collette Dinningan. "Pero al mismo tiempo, podía recibir elegantemente a nuestros compradores parisinos o italianos y podía dirigirse a los clientes en diferentes idiomas", indicó.

Cheika creó en 2000 su propia empresa de distribución de ropa "Live Fashion", convirtiéndose de esta forma en multimillonario, lanzándose al mercado europeo y comprando marcas de éxito.

Independiente financieramente, Cheika tiene una libertad como entrenador que tal vez no tengan otros y se impone con mano firme en los vestuarios de los equipos que ha dirigido en Leinster (2005-2010), Stade Français (2010-2012) y Waratahs (2013-2015).

"Si decir la verdad intimida, entonces yo intimido. No haría mi trabajo si no soy honesto con mi equipo", afirma.

Su paso como entrenador por los clubes fue exitoso, salvo tal vez en París en el Stade Français. De este modo, es el único entrenador en haber ganado una Copa de Europa, en 2009 con Leinster, y un título de Super 15, en 2014 con Waratahs.

Un cóctel de mano dura y éxito, de competencias y de saber dirigir, lo que llevó a ser seleccionador de unos Wallabies en crisis hace un año. Durante estos últimos doce meses, puso en práctica sus dotes de negociador, recuperando a jugadores claves.

Y de este modo, llevó a Australia al título este año en el Rugby Championship, el campeonato de las cuatro naciones del Hemisferio Sur, después de tres títulos de los All Blacks, y ha colocado a los Wallabies en las semifinales del Mundial, donde espera una ambiciosa Argentina, que no le pondrá fácil el pase a la final.

jmt/pga/psr/jt

Mostrar comentarios