Compartieron incubadora, pero no se volvieron a ver hasta 28 años después

  • Las gemelas que en 1973 fueron separadas por error al nacer en un hospital de Las Palmas compartieron incubadora con otra niña con la que después se cambió a una de ellas, que creció así con la que no era su hermana, incluso compartieron tratamiento médico, porque las tres nacieron con ictericia.

Cristina Díaz de Aguilar

Las Palmas de Gran Canaria, 18 abr.- Las gemelas que en 1973 fueron separadas por error al nacer en un hospital de Las Palmas compartieron incubadora con otra niña con la que después se cambió a una de ellas, que creció así con la que no era su hermana, incluso compartieron tratamiento médico, porque las tres nacieron con ictericia.

Esa casualidad y un cúmulo de negligencias que se cometieron en el Hospital el Pino de Las Palmas de Gran Canaria, donde sus madres dieron a luz a los tres bebés, así como las distintas circunstancias en las que crecieron, impidieron que se conocieran hasta 28 años después, cuando una dependienta de un centro comercial de Las Palmas de Gran Canaria que conocía a una de las gemelas se dirigió a la otra pensando que era su clienta.

Tanto las gemelas como su madre, así como la niña que fue separada de sus verdaderos progenitores, fueron indemnizadas con un total de 900.000 euros en 2009 por los daños morales sufridos, que ahora también se han compensado en una nueva sentencia a los padres que criaron a la niña que fue separada de su hermana con 440.000 euros.

El abogado que ha llevado los dos casos, José Luis Rodríguez Peregrina, ha relatado hoy a Efe el sufrimiento que ha generado en ambas familias este hecho, pues están bastante traumatizadas y afectadas psicológicamente, por lo que las relaciones entre ellas "no son fluidas ni normales", sobre todo en el caso de la gemela que fue separada de su hermana y creció sola.

El letrado está satisfecho con la indemnización lograda para los padres que criaron a esta última niña, pese a que es menos de lo que pedían (2,8 millones de euros) y de lo que hubieron obtenido en países con sistemas legales como el de Estados Unidos, pues en ella se reconoce también el sufrimiento que pasaron con su hija no biológica a raíz de la leucemia que padeció y que les obligó a vender su casa y e incluso organizar una colecta para afrontar su tratamiento.

Pese al dolor y trastorno que sigue generando en los seis afectados el error cometido en el hospital, Rodríguez Peregrina asegura que las cinco personas a las que representa no están arrepentidas de conocer su verdadera identidad, también como consecuencia de una casualidad.

En 2001, una de las gemelas fue a comprar al centro comercial de Las Arenas y la dependienta que la atendió, que conocía a su hermana, se extrañó por su reacción y al entender lo sucedido, procuró un encuentro entre ambas para que se conocieran. Esto les llevo posteriormente a hacerse unas pruebas biológicas que certificaron su consanguinidad.

Hasta entonces, los únicos momentos que habían compartido fueron los de la incubadora del hospital, donde, tanto ellas dos como la niña que creció como hermana de la gemela, fueron tratadas con fototerapia.

El abogado también ha indicado que se dio la casualidad de que una de las gemelas y la otra niña fueron llevadas a la cuna el mismo día, y que a ello se sumó el error de que las huellas dactilares de las madres y las recién nacidas no se tomaron adecuadamente, y un cambio crucial de cunas de sus respectivas habitaciones.

Este caso, único de estas características en los juzgados españoles, no solo tuvo repercusión en el país, sino también fuera, ha recordado Rodríguez Peregrina, y dio lugar al libro "Indivisible by two. Lives of extraordinary twins", de la investigadora norteamericana Nancy L. Segal, quien al conocer la noticia se desplazó desde California a Gran Canaria para investigarlo.

El libro todavía no se ha editado en castellano, pero su autora ya se ha planteado presentarlo en España. EFE

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