Dos detenidos en Seseña (Toledo) por intentar un matrimonio de conveniencia

  • La Policía Nacional ha detenido en Seseña (Toledo) por falsedad documental a una pareja que quería contraer un matrimonio de conveniencia ya que el hombre, nigeriano, iba a pagar 1.000 euros a una mujer española para obtener, mediante el matrimonio, la residencia legal en España.

Toledo, 13 ago.- La Policía Nacional ha detenido en Seseña (Toledo) por falsedad documental a una pareja que quería contraer un matrimonio de conveniencia ya que el hombre, nigeriano, iba a pagar 1.000 euros a una mujer española para obtener, mediante el matrimonio, la residencia legal en España.

Según ha informado la Delegación del Gobierno en un comunicado, la pareja fue detenida cuando tramitaba el expediente para contraer matrimonio en el Registro Civil de Seseña.

La Policía descubrió que la mujer se había casado en 2005 en Sevilla con otro ciudadano nigeriano y que el "nuevo marido" ya intentó regularizar su situación mediante un matrimonio con otra española, de la que estaba divorciado desde hacía siete años, por lo que le habían sido denegadas todas las solicitudes de residencia que presentó.

La detenida, que ha sido puesta en libertad con cargos, ha reconocido que en su primer matrimonio con un extranjero cobró la cantidad de 3.000 euros y que en este segundo enlace el precio pactado era de 1.000 euros.

Por su parte, el hombre, que estaba en situación irregular, fue expulsado a Nigeria el día 10 de agosto con una prohibición de entrada en territorio Schengen hasta el año 2015.

Según la Delegación del Gobierno, con estos matrimonios, los extranjeros en situación irregular buscan aprovechar los beneficios concedidos a los familiares de los ciudadanos de los estados miembros de la Unión Europea sobre entrada, permanencia y trabajo en España.

Las organizaciones delictivas buscan a ciudadanos de la Unión que, a cambio de una compensación económica, contraigan matrimonio con ciudadanos extranjeros, a los que no conocen anteriormente y con los que no tienen que convivir después del enlace.

De hecho, llega incluso a acordarse que una vez transcurrido un plazo más o menos razonable, alrededor de un año, la pareja se divorciará.

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