Duckadam, el hombre que hace 26 años se interpuso entre el Barcelona y su primera Copa de Europa

  • Hoy 7 de mayo será una fecha negra para los culés más mayores. Se cumplen 26 años desde que el Barcelona cayera en su segunda final de la Copa de Europa ante el Steaua de Bucarest en los penaltis. Helmuth Duckadam, actual presidente del club, fue el héroe aquella noche parando cuatro penaltis.

Helmuth Duckadam fue el "Héroe de Sevilla"
Helmuth Duckadam fue el "Héroe de Sevilla"
lainformacion.com
Manu Albarrán

Muchos dirán que la mejor época del Barcelona comenzó en 1992, con aquel tanto de Koeman en la prórroga ante la Sampdoria. Wembley fue el lugar indicado para el nacimiento de un estilo de juego y casi, de vida. Dos décadas después parece que esa manera de ver el fútbol ha llegado a su límite con la consecunción de tres Champions más, un sextete y muchos más títulos.

Sin embargo, la época dorada del Barcelona pudo haber comenzado seis años antes, en 1986. En aquel año, el Barça alcanzó la final de la máxima competición europea. Enfrente estaba un Steaua de Bucarest que vivía su época dorada con jugadores como Lacatus, Piturca, Bumbescu y el que sería el héroe de la final, el portero Helmuth Duckadam.

Aquel Barcelona entrenado por el inglés Venables y liderado en el campo por jugadores de gran calidad como Schuster, Pedraza o Archibald pasaba por malos momentos. En Europa apenas destacaba y en España veía como el Madrid de la Quinta del Buitre les pasaba por encima. Sin embargo, esa temporada 85/86 fue especial y lograron llegar hasta la final de la Copa de Europa.

El camino no fue nada fácil ya que para llegar hasta el Sánchez Pizjuán, estadio que acogía la final, los blaugranas habían tenido que eliminar a equipos como el Oporto o la Juventus de Platini y, además, remontar un 3-0 en las semifinales ante el Goteborg sueco.

Hasta los penaltis

Parecía que todos los astros se conjuntaron para que el Barcelona comenzara a demostrar que podía ser un grande de Europa. Sesenta mil aficionados del Barça animaban a un equipo que desde el primer momento le puso más ganas y más intenciones que los rumanos, que salieron a defender, con un equipo rocoso.

Al Barcelona le pudo la presión de tener que llevar la iniciativa en un partido tan importante y su dominio del balón no se tradujo en ocasiones de gol. El partido fue feo, lento, poco atractivo para el espectador.

Con ese fútbol tan resultadista, el Steaua consiguió llegar hasta la prórroga y, tras aguantar otros treinta minutos encerrados atrás, hasta los penaltis. Y ahí es donde surgió el gran "Héroe de Sevilla", como titularía la prensa rumana.

Comenzó lanzando el Steaua por medio de Majearu, pero su tiro lo detuvo Urrutiu. La cosa se ponía bien hasta que Duckadam también desvió el penalti de Alexanko. Bölöni fue el segundo rumando en tirar desde los once metros y, de nuevo, Urruti volvió a parar. Para sorpresa del público, Duckadam también detuvo el gran disparo de Pedraza, que iba raso y pegado al palo.

El tercero del Steaua lo tiró Lacatus que esta vez sí marcó con un disparo potente que golpeó en el larguero antes de entrar. El que no logró marcar fue Pichi Alonso, que volvía a tirar a la derecha de Duckadam y el portero volvía a detener el balón. Los tres penaltis del Barça habían ido en la misma dirección.

Balint batió de nuevo a Urruti y obligaba al Barcelona a marcar los dos penaltis. Marcos fue el encargado de lanzar el cuarto. El cántabro sí varió la dirección pero otra vez el portero rumano adivinó hacia dónde iba el lanzamiento y detuvo el penalti convirtiendo al Steaua en el primer equipo de Europa del Este que gana la Copa de Europa. Desde entonces, es el "Héroe de Sevilla".

Pocas semanas después el portero se tuvo que retirar por una extraña lesión. La versión oficial dijo que fue una trombosis la que le alejó de la élite del fútbol. También hubo una leyenda negra tras su actuación, la cual dice que Ramón Mendoza, presidente del Madrid, le regaló un Mercedes tras detener esos penaltis; coche al alcance de muy poco en el régimen comunista.

A día de hoy, a Duckadam aún se le recuerda como uno de los grandes nombres del club. De hecho, el ex portero es el actual presidente del equipo, aunque su propietario desde 2003 es George Becali.

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