El análisis de grandes cantidades de datos transforma la asistencia sanitaria

  • La detección de una epidemia, de los efectos secundarios de un fármaco, del riesgo de sufrir una enfermedad, de una nueva molécula terapéutica, y, sobre todo, de ahorrar costes son algunas de las posibilidades en la salud que permite el análisis de grandes cantidades de datos, el Big Data.

Almudena Domenech

Madrid, 15 nov.- La detección de una epidemia, de los efectos secundarios de un fármaco, del riesgo de sufrir una enfermedad, de una nueva molécula terapéutica, y, sobre todo, de ahorrar costes son algunas de las posibilidades en la salud que permite el análisis de grandes cantidades de datos, el Big Data.

Tal es el interés por esta tecnología que el próximo 18 de noviembre tiene lugar en Madrid un congreso monográfico sobre las posibilidades del Big Data en salud, así como su relación con la tecnología vestible, los llamados wearables, dispositivos que monitorizan el estado de salud en ropa y complementos.

"El Big Data está salvando la vida a miles de personas, aunque no lo sepan, ya que muchas administraciones sanitarias y hospitales ya disponen de herramientas de análisis con las que identificar riesgos individuales y colectivos, reducir errores y duplicidades, mejorar la adherencia terapéutica y dedicar recursos allí donde se necesitan", explica a Efe Carlos Mateos, organizador del I Congreso Nacional de Wearables y Big Data en Salud.

En Estados Unidos, una compañía, Asthmapolis, ha creado un sensor con GPS incorporado en un inhalador para el asma, que se sincroniza con una aplicación móvil. Cada vez que el inhalador se utiliza, el sensor recopila datos ambientales y de ubicación.

Los datos se fusionan con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades acerca de los catalizadores de asma conocidos -como los recuentos altos de polen o la presencia de niebla- y la información ayuda a los médicos a desarrollar planes de tratamiento personalizados y propuestas de prevención por zonas.

Pero como el Big Data está obteniendo un mayor impulso es con los wearables, que permiten monitorizar nuestro estado de salud con relojes inteligentes, pulseras, camisetas o tatuajes electrónicos.

Las grandes compañías de tecnología, como Apple (con su Healthkit), Google (Google Fit), Intel (chip Edison) y Samsung (Simband), están apostando por estos dispositivos por sus posibilidades en la salud y en el bienestar.

A través de discretos sensores en la ropa o complementos se pueden medir cada día miles de parámetros biomédicos de cada individuo, como ritmo cardíaco, tensión arterial, calorías consumidas, fases de sueño, actividad física, índices de glucosa o incluso respiración.

"Ningún profesional sanitario podría leerse toda esa información pero existen programas que establecen patrones de riesgo y le ayudan a ejercer una medicina individualizada y preventiva como nunca antes había podido. Si esos datos, además, se cruzan con los de otros miles de personas, dispondremos de una base de conocimiento extraordinaria para el avance de la investigación y la salud pública", destaca Mateos, director de COM Salud.

Una de las primeras compañías en incorporar los datos asistenciales de los pacientes y los generados por todo tipo de wearables en la historia clínica electrónica es Everis, a través de su plataforma ehCOS.

Para Mario Chao, director global de la práctica de salud de Everis, el objetivo es "expandir los flujos de atención más allá de los límites físicos del hospital, aprovechando los dispositivos móviles para comunicarse y monitorear a los pacientes, o incorporando analítica predictiva en sus flujos de información que efectúe recomendaciones de tratamientos o que ayude a prescribir medicamentos personalizados para cada persona".

Las aseguradoras también están interesadas en acceder a esta información, ya que pueden conocer qué asegurados y profesionales sanitarios son menos rentables o podrían serlo, a nivel individual y colectivo.

Algunas legislaciones nacionales protegen a los pacientes de que sus compañías aseguradoras les varíen sus cuotas por los riesgos detectados a través del Big Data, pero eso no ha impedido que, en Estados Unidos, algunas ofrezcan descuentos a quienes utilicen wearables.

En cuanto a los sistemas sanitarios, consultoras como Gartner o el McKinsey Global Institute han advertido de que sin la aplicación del Big Data colapsarán en los países desarrollados debido al envejecimiento de la población y al aumento de las enfermedades crónicas.

Esta última estima que las aplicaciones de Big Data en el campo de la salud pueden suponer un beneficio de 250.000 millones de euros al sector público europeo y unos 300.000 millones de dólares al sector sanitario de Estados Unidos. Esto supone alrededor del 8 % del gasto nacional en salud. EFE

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