El cermi homenajea al jurista miguel ángel cabra de luna


El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) homenajeará este viernes al jurista Miguel Ángel Cabra de Luna en el Ayuntamiento de Málaga, su localidad natal, por sus 20 años de trayectoria ligada al sector de la discapacidad.
El acto será presidido por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y en él se presentará la publicación '2003-2012: 10 años de legislación sobre no discriminación de personas con discapacidad en España. Estudios en homenaje a Miguel Ángel Cabra de Luna', promovida por el Cermi y la Fundación Derecho y Discapacidad.
Durante el acto, el presidente del Cermi, Luis Cayo Pérez Bueno, entregará a Cabra de Luna la placa 'Amigo de la Discapacidad', como reconocimiento a su trayectoria en el movimiento asociativo de la discapacidad.
En una entrevista mantenida con Servimedia, Cabra de Luna, actualmente director de los Servicios Jurídicos del Cermi y director de Relaciones Sociales e Internacionales y Planes Estratégicos de la Fundación ONCE, se muestra agradecido con este homenaje. “Es una sorpresa muy grata e inmerecida. Hago las cosas porque creo que debo de hacerlas, así me lo enseñaron. Si me lo hacen mis amigos y mis compañeros, pues encantado de la vida”, afirmó.
Miguel Ángel Cabra de Luna se licenció y doctoró en Derecho en la Universidad de Granada en 1977. Tras ejercer de abogado, aprobó unas oposiciones de técnico ministerial y comenzó a trabajar en el Instituto Nacional de Asistencia Social en 1979.
Su paso por la Administración Pública se prolongó hasta 1987. Durante ese tiempo fue subdirector general de Estudios y Normativa, con apenas 29 años, y subdirector general de Pensiones y Prestaciones Asistenciales, y llegó a coordinar la Seguridad Social en España, con un presupuesto de hasta 14 billones de pesetas (unos 84.000 millones de euros).
Entre 1987 y 1991 fue secretario general de Cruz Roja Española. Después ejerció como director del Gabinete Técnico de la Secretaría General para la Seguridad Social del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y dio el salto al sector de la discapacidad en 1993, que no le era ajeno, puesto que fue secretario del consejo de Protectorado de la ONCE mientras asumió responsabilidades ministeriales.
De consejero delegado de Desarrollo de Proyectos Sociales (1993-97), empresa del grupo Fundosa, pasó a director técnico de la Fundación ONCE (1997-2000) y después al área que ahora ocupa, en la que lleva unos 12 años.
DE LA LISMI A LA LIONDAU
En sus casi 20 años ligado al sector de la discapacidad, Cabra de Luna ha sido partícipe de su evolución, aunque apunta que “queda mucho por hacer, como siempre se dice”. Inicialmente, según explica, “sólo existía” la Lismi (Ley de Integración Social de los Minusválidos) como armazón jurídico, el Servicio de Recuperación y Rehabilitación de Minusválidos (Serem) y el movimiento asociativo, que, salvando alguna excepción, estaba “muy atomizado”.
“En estos 20 años las organizaciones se han ido estructurando, ha ido creciendo el fortalecimiento institucional y se notó el trabajo de la Fundación ONCE, que se creó en 1988, por financiación, músculo organizativo, capacidad de relación, conexión con los poderes públicos, etc. Las asociaciones dieron un paso y ayudé técnicamente en el nacimiento del Cermi, cuyo valor de la unidad es fundamental”, subraya.
Señala que el ciclo de la Lismi como bandera se superó con la aprobación, en 2003, de la Ley de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal de las Personas con Discapacidad (Liondau), en la que participó activamente.
“Había que superar el modelo de la Lismi, sin dejar lo importante que suponía esta ley en el sentido de la protección social, hacia otra nueva concepción de que el discapacitado puede vivir una vida autónoma e independiente y superarse, como todos”, apostilla.
LOS DERECHOS HUMANOS
El tercer peldaño en la historia del sector de la discapacidad lo ocupa el avance en materia de derechos humanos que acarrea la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 2006.
“La Convención es el siguiente salto porque una vez que está ratificada por España (en 2008), forma parte de nuestro Derecho interno, por lo que provoca otro movimiento de modificación de la legislación española. De hecho, tiene aplicación inmediata, es decir, una ley no existe si es contraria a la Convención, pero hay que hacer un trabajo pedagógico para que el Boletín Oficial del Estado (BOE) publique lo que se ha derogado”, recalca.
Para Cabra de Luna, el futuro en el sector de la discapacidad, consciente de que corren tiempos con “circunstancias económicas muy complejas”, pasa por “la aplicación de los derechos”. “Ahora estoy trabajando en hacer una estrategia de aplicación del derecho, es decir, de no volver atrás y que, al mismo tiempo, la sociedad, y no sólo los poderes públicos, apliquemos los avances que se han logrado. Hemos conseguido avances en el BOE y queremos ahora que eso se aplique y permear a toda la sociedad para que se cumplan las normas de la discapacidad”, comenta.
Cabra de Luna compara esta situación con las multas de tráfico: “Antes, las multas no se pagaban. Luego se pagaban sólo las de la Guardia Civil y ahora se pagan hasta las de las otras ciudades. Eso ha permitido que haya más prevención en los accidentes de tráfico y que haya menos fallecidos y heridos”.
Desea que la normativa referente a la discapacidad no sea ‘soft law’, esto es, de “derecho suave”. “Tiene más sentido que el 10% de la población (el porcentaje estimado de personas con discapacidad) participe en la corriente económica general, trabaje, consuma, produzca y pague sus impuestos que tenerlo a un lado y que sea un elemento de gasto, sin vida autónoma y los padres pensando: ‘Y después de nosotros, ¿qué?’. La persona con discapacidad no es un objeto de prestaciones, de conmiseración o de protección, es un sujeto de derechos”.
Optimista por naturaleza, Cabra de Luna asegura que “el futuro está en la resiliencia”. Esta filosofía de vida está plasmada en su despacho de la Fundación ONCE, donde, sobre un corcho, ha pegado dos papeles de dos citas escritas por él y que le encantan: “No podemos convertirnos en lo que debemos ser si continuamos siendo lo que somos” (Max Depree) y “Todas las cosas son imposibles mientras lo parecen” (Concepción Arenal).
“Adversidades vamos a tener siempre. Problemas, seguro. Pero eso lo vamos a administrar y vamos a salir victoriosos, unas veces dejándote pelos en la gatera, como se decía antes, y otras veces más felizmente, pero si trabajamos en equipo y tenemos las ideas claras, conseguiremos las metas. Todos los días hay que pedalear, porque si no, la bicicleta se va a un lado o a otro”, concluye.

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