El diálogo nacional en Yemen acaba agitado por el asesinato de un líder hutí

  • El diálogo nacional en el Yemen mantuvo hoy su última reunión en un clima de convulsión tras el asesinato de un dirigente y representante del movimiento rebelde chií de los hutíes en la conferencia, Ahmed Sharaf al Din.

Jaled Abdalá

Saná, 21 ene.- El diálogo nacional en el Yemen mantuvo hoy su última reunión en un clima de convulsión tras el asesinato de un dirigente y representante del movimiento rebelde chií de los hutíes en la conferencia, Ahmed Sharaf al Din.

Los atacantes, cuya identidad se desconoce, abrieron fuego desde un todoterreno contra el vehículo de Sharaf al Din cuando circulaba por una céntrica calle de la capital, Saná, en dirección al diálogo nacional.

Los hutíes, que controlan la provincia septentrional de Sada desde 2010, acusaron a los servicios secretos de Estados Unidos de estar detrás del atentado, que calificaron de "acto cobarde dentro de la sistemática persecución al grupo dentro y fuera de la conferencia por parte de la inteligencia americana".

Por el momento, nadie ha reivindicado la autoría del ataque, aunque en noviembre pasado la organización de Al Qaeda en la península Arábiga advirtió a los chiíes de que sus "crímenes contra los suníes no quedarían sin castigo".

Mientras, sigue la tensión en la provincia de Amran (noroeste), donde los hutíes se enfrentan a hombres tribales suníes, después de haber combatido desde octubre contra combatientes salafistas, que se retiraron de Sada tras el alto el fuego del pasado 11 de enero.

El asesinato de hoy es el segundo en dos meses de un dirigente del movimiento chií, después del registrado contra el diputado yemení Abdelkarim Yedban el pasado 22 de noviembre en Saná.

También hoy resultó herido un hijo del secretario general del partido Al Islah (islamista), Abdulwahab al Ansi, por el estallido de un artefacto colocado en su vehículo.

En protesta por el asesinato de su líder, los rebeldes chiíes anunciaron la suspensión de su participación en el diálogo nacional, que busca encarrilar la transición tras la marcha en 2012 del expresidente Ali Abdalá Saleh.

Un portavoz del movimiento explicó que no volverán a participar mientras las autoridades no protejan la seguridad de los representantes.

Pese a este revés, el presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, aseguró al término del diálogo nacional que los hutíes han acabado por firmar el documento final de la conferencia con el resto de fuerzas participantes.

El texto recoge los acuerdos a los que han llegado los asistentes tras más de diez meses de reuniones y conversaciones, e incluye la ampliación del mandato de Hadi por otro año a partir del próximo 23 de febrero.

El mandatario deberá en ese tiempo reorganizar el Gobierno y remodelar el Consejo de la "Shura" o Cámara alta del Parlamento para dar cabida a los representantes de los hutíes y los separatistas sureños.

"Este documento es el inicio del camino de la construcción del nuevo Yemen con todas sus complejidades, porque su aplicación no será fácil para nadie", explicó el mandatario, que confió en que el proceso político no va a fracasar.

"El atentado no hará que nos echemos atrás para estar peor que en Somalia o Siria", aseguró Hadi, quien recordó que recibió un país donde había "violencia a diario en la capital, unas instituciones en quiebra y un Ejército dividido".

El presidente pidió a los yemeníes seguir trabajando juntos para llevar el país hacia la estabilidad sin necesidad de una intervención extranjera.

Por su parte, el enviado especial de la ONU para el Yemen, Yamal Benomar, condenó el atentado contra Sharaf al Din, al igual que hicieron el Gobierno y el partido Al Islah.

Benomar consideró que el final del diálogo nacional es un momento "histórico para el Yemen", país que "a punto estuvo de vivir una guerra civil, pero en su lugar los yemeníes negociaron un acuerdo para el cambio pacífico, el único de ese tipo en la región".

Hadi asumió el cargo en febrero de 2012 por un periodo transitorio de dos años, después de la renuncia de Saleh tras más de 33 años en el poder, como parte de un plan auspiciado por el Consejo de Cooperación del Golfo para poner fin a las protestas surgidas al calor de la llamada Primavera Árabe.

Con el final de este diálogo, Yemen da un nuevo paso en su convulsa transición, pese a los distintos frentes abiertos con los separatistas sureños -cuyos líderes boicotearon la conferencia- y la actuación de Al Qaeda.

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