El gobernador de P.Rico entrega lanchas para mejorar la vigilancia de la isla

San Juan, 31 jul.- El gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, entregó hoy cuatro embarcaciones a la unidad de Fuerzas Unidas de Rápida Acción (FURA) de la Policía para la mejora de la vigilancia de las costas de la isla, convertida en los últimos años en puerta de entrada para la droga dirigida a Estados Unidos.

"Vamos a frenar la entrada de armas ilegales y drogas a nuestra isla y defender la seguridad de todas las familias puertorriqueñas", dijo el gobernador durante el acto de entrega de las embarcaciones, que han supuesto una inversión de más de 1,5 millones de dólares.

Adelantó que FURA contará además a partir del próximo octubre con un avión modelo G-58 destinado a patrullar, a lo que hay que sumar un plan de adiestramiento de pilotos para la Policía que supondrá un desembolso de cerca de 2 millones de dólares.

FURA ya había recibido el pasado junio tres embarcaciones destinadas a la vigilancia de las costas de la isla, dentro del plan de lucha de las autoridades locales contra la entrada ilegal de drogas y armas.

Las unidades de FURA brindan apoyo a las agencias federales en Puerto Rico y están integradas en operaciones marítimas en las que participa la Guardia Costera de los Estados Unidos.

La entrega de más medios a la Policía se incluye en un plan del Ejecutivo local para combatir a las bandas de narcotraficantes que utilizan la isla como puente para introducir droga en Estados Unidos.

El incremento de la actividad de las bandas de narcotraficantes en Puerto Rico provocó que la secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Janet Napolitano, visitará la isla a principios de mes para analizar junto a las autoridades locales la puesta en marcha de medidas.

La oficina del Caribe de la Administración Federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés), con sede en San Juan, asocia el incremento de la presencia de redes de narcotráfico en Puerto Rico a un aumento de la presión en la frontera mexicana.

Los narcotraficantes, a medida que se ha endurecido la vía mexicana, buscan nuevos corredores a través de rutas que nacen en Colombia y Venezuela, desde donde los cargamentos de droga viajan a pequeñas islas del Caribe antes de llegar a República Dominicana, país que se utiliza como almacén de Puerto Rico.