El informe médico pedido por el juez del caso morente concluye que no hubo "mala praxis" en la atención al cantaor


El informe médico-forense encargado por el juez del caso Morente para esclarecer si hubo o no mala praxis en la atención que recibió el cantaor granadino en la Clínica La Luz de Madrid los días previos a su muerte, el 13 de diciembre de 2010, concluye que "la actuación médica llevada a cabo durante todo el proceso "se ajusta completamente a las exigencias legales".
El autor del informe (al que ha tenido acceso Servimedia), Julio Lorenzo Rego, considera que el origen de la denuncia que ha originado el procedimiento está en "un malentendido" por parte de la familia, que considera que Morente no falleció por complicaciones del cáncer de esófago que padecía, sino por una parada cardíaca.
Los allegados al cantaor argumentaron en su día en un comunicado que el artista "falleció por una falta de riego sanguíneo en el cerebro, tras sufrir un paro cardíaco consecuencia de la pérdida de sangre que obligó a operarle de urgencia en la madrugada del día 6 de diciembre (de 2010), sin prevenir a la familia".
La muerte de Enrique Morente, pues, denuncian los familiares, no se debió a su cáncer de esófago, "como alguien parece empeñado en afirmar".
EL INFORME
Para aclarar los hechos acaecidos entre el 2 y el 13 de diciembre de 2010 en la Clínica La Luz en torno a Morente, el juez que investiga el caso solicitó un informe médico-forense que señala que el diagnóstico y el tratamiento aplicado al paciente fueron "los adecuados", como lo fue también la decisión terapéutica de intervenirle.
En este sentido, el texto indica que la primera intervención se realizó de forma "totalmente satisfactoria en todos los sentidos" y que en la UCI la actuación fue igualmente "satisfactoria".
Además, añade que no fue posible detectar por signos externos, directos ni indirectos, "el brusco empeoramiento del paciente antes de que se produjese porque no había tal empeoramiento, sino que la evolución era completamente satisfactoria hasta la súbita e imprevisible hemorragia intrabdominal que se produjo 30,5 horas después de finalizar la intervención".
Y prosigue: "la actuación médica del intensivista que estaba de guardia en la UCI en el momento en el que sobrevino la crisis fue adecuada en todos los sentidos".
En cuanto a los tiempos de actuación, el documento, con fecha 28 de diciembre de 2012, asegura que fueron del mismo modo "adecuados", pues se avisó al cirujano cuando se dispuso del resultado analítico que hacía sospechar la posibilidad de un punto de sangrado en el interior del organismo, "sin que procediera hacerlo antes".
Fue "materialmente imposible" que la segunda intervención se hubiera realizado antes y, por tanto, "prácticamente imposible actuar con mayor celeridad con la que se actuó", sentencia el informe.
En cuanto a la segunda intervención, el documento dice que "se efectuó a plena satisfacción, puesto que se localizó el punto sangrante y se consiguió detener el origen de la hemorragia". En ella, añade, el anestesista actuó "adecuadamente".
Lo que sí detecta el forense en su informe es "cierta falta de rigor documental", si bien aclara que no tuvo "repercusión alguna -ni siquiera mínima- en el conocimiento de la evolución del paciente para los facultativos" y que por lo tanto es un hecho "sin repercusión alguna en el buen tratamiento suministrado al enfermo".
El documento concluye, por tanto, que el origen de la denuncia que ha originado el procedimiento fue "un malentendido" por parte de la familia de Enrique Morente.

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