El nuevo arzobispo de Canterbury declara su "optimismo" sobre la fe cristiana

  • En una solemne ceremonia en la que por primera vez una mujer tuvo un papel destacado, Justin Welby declaró hoy su "optimismo" sobre el futuro de la fe cristiana al ser entronizado como arzobispo de Canterbury y primado anglicano.

Guillermo Ximenis

Londres, 21 mar.- En una solemne ceremonia en la que por primera vez una mujer tuvo un papel destacado, Justin Welby declaró hoy su "optimismo" sobre el futuro de la fe cristiana al ser entronizado como arzobispo de Canterbury y primado anglicano.

Cerca de 2.000 personas asistieron al acto religioso en la catedral de Canterbury, entre ellos el príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camilla, el primer ministro británico, David Cameron, y representantes de los principales credos.

Dos días después de la misa de inauguración del pontificado en El Vaticano del papa Francisco, que hoy envió un mensaje al nuevo arzobispo para expresar su deseo de continuar las "relaciones fraternales" entre ambas iglesias, Welby, de 56 años, proclamó en su primer sermón como arzobispo su voluntad de "derribar muros que separan" a las distintas creencias en el mundo.

"Formamos parte de una comunidad internacional y conservo todo el optimismo sobre el futuro de la fe cristiana en el mundo", manifestó el nuevo líder religioso de 77 millones de fieles en su primer sermón como prelado de la Iglesia anglicana.

Como ordena la tradición, el hasta ahora obispo de Durham golpeó tres veces las puertas del templo antes de acceder a su interior, donde una joven de la congregación le preguntó quién era y por qué estaba allí.

"Llego conociendo nada más que a Jesucristo y su crucifixión, y me presento con miedo, debilidad y temblor", respondió Welby, que alrededor de una hora más tarde era declarado oficialmente arzobispo por el deán de Canterbury, Robert Willis.

En el interior de uno los edificios cristianos más antiguos del Reino Unido, fundado en el año 597, el nuevo primado juró seguir la doctrina de la Iglesia anglicana sobre una valiosa edición de los Evangelios que llegó a Inglaterra con el primer arzobispo de la diócesis, Agustín de Canterbury.

San Agustín, de quien el nuevo prelado es considerado el sucesor número 104, fue enviado por el papa Gregorio I en el año 595 para cristianizar una región por entonces pagana y es considerado el fundador de la Iglesia de Inglaterra.

También según la tradición, Welby fue entronizado en dos asientos distintos: primero en el trono diocesano, como arzobispo de Canterbury, y acto seguido en la Silla de Agustín, un trono de mármol, como primado anglicano.

Por primera vez en la historia de la Iglesia anglicana, una mujer, la archidiácona Sheila Watson, fue la encargada de guiarle de la mano hasta el trono diocesano.

El nuevo líder religioso, casado y con cinco hijos, deberá responder en los próximos tiempos a diversos debates sensibles en el seno de la Iglesia anglicana, que abrió la puerta al sacerdocio femenino hace veinte años.

En primer lugar, Welby se enfrentará a la creciente presión para aceptar la ordenación de mujeres obispas, rechazada por el Sínodo de la iglesia el año pasado, y deberá tratar asimismo la posibilidad de celebrar matrimonios homosexuales.

El arzobispo proviene del ala menos liberal de la Iglesia anglicana y se ha mostrado favorable a mantenerse "firme en la idea de que el matrimonio es una unión de por vida de un hombre con una mujer", si bien hoy mismo admitió en una entrevista que "hay relaciones gays que son sorprendentes en cuanto a su calidad".

Welby, que se encargó personalmente de organizar gran parte de los detalles de la ceremonia, eligió la música que sonaría en la catedral durante las cerca de dos horas que duró el acto.

Entre los guiños a la innovación que se permitió el nuevo arzobispo, destacó un grupo de percusionistas africanos que apareció en la nave principal del templo tras ser designado oficialmente el nuevo prelado anglicano y que otorgó al acto un aspecto multicultural.

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