Tras dos días de reuniones en el Vaticano entre el Papa, sus cardenales y los obispos irlandeses, Benedicto XVI ha calificado de "delito odioso" y "crimen atroz" los abusos a menores cometidos durante décadas por curas católicos en ese país, un escándalo que salió a la luz el año pasado y provocó un gran revuelo en la sociedad irlandesa.
El comunicado difundido por el Vaticano también reconoce que la Iglesia irlandesa fue incapaz de actuar y de impedir los abusos contra centenares de menores. Por eso, Benedicto XVI ha pedido a los 24 prelados irlandeses presentes en las reuniones que afronten el problema "con rapidez y determinación, honradez y coraje" para salir de esta crisis.
El Papa ha pedido a los representantes de la Curia irlandesa que devuelvan a sus fieles la confianza en la Iglesia, perdida por el escándalo de los abusos. También les ha exigido que den consuelo a las víctimas y le devuelvan la confianza en la Iglesia. Los obispos, por su parte, han mostrado su disposición a colaborar con las autoridades judiciales.
En los próximos dìas se hará pública la carta que el Papa prometió a los fieles católicos irlandeses el pasado mes de diciembre, en la que les indicará "claramente", según dijo, las iniciativas adoptadas para responder a la situación.
En las últimas décadas centenares de niños sufrieron abusos sexuales por parte de sacerdotes irlandeses, sobre todo en la archidiócesis de Dublín desde 1975 a 2004, según desvelaron dos informes oficiales, el Ryan y el Murphy, el año pasado.Nada más conocer el escándalo, el Papa dijo sentirse "desolado y angustiado" y que compartía con los fieles irlandeses la "indignación, la traición y la vergüenza" por esos delitos sexuales cometidos durante años.
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