El Papa dice que los pecados de los cristianos obstaculizan la evangelización

  • El papa proclamó hoy "Doctores de la Iglesia" al español Juan de Ávila y a la alemana Hildegarda de Bingen, en la misa de apertura del Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización, en la que dijo que los pecados de los cristianos obstaculizan la evangelización.

Juan Lara

Ciudad del Vaticano, 7 oct.- El papa proclamó hoy "Doctores de la Iglesia" al español Juan de Ávila y a la alemana Hildegarda de Bingen, en la misa de apertura del Sínodo de Obispos para la Nueva Evangelización, en la que dijo que los pecados de los cristianos obstaculizan la evangelización.

"La fragilidad de tantos cristianos, más aún, su pecado personal y comunitario, representan un gran obstáculo para la evangelización. Por tanto no se puede hablar de nueva evangelización sin una sincera conversión", afirmó el papa en la plaza de San Pedro ante varias decenas de miles de fieles, entre ellos los 262 obispos que participarán en el Sínodo.

El Sínodo se prolongará hasta el 28 de noviembre, su objetivo -dijo el papa- es afrontar la nueva evangelización de las personas que aún estando bautizadas se han alejado de la Iglesia y viven sin tener en cuenta la praxis cristiana "y ofrecerles un nuevo encuentro con el Señor, el único que llena de significado profundo y de paz la existencia".

El Pontífice, de 85 años, recordó que la Iglesia "existe" para evangelizar y subrayó que el crucifijo es "por excelencia" el signo distintivo del amor y de la paz y una llamada a la conversión y a la reconciliación.

Benedicto XVI se refirió al matrimonio entre un hombre y una mujer, reiteró que es "indisoluble" y aseguró que está llamado a ser "no sólo objeto, sino sujeto de la nueva evangelización", pero expresó su preocupación por la "profunda crisis" que atraviesa.

El papa señaló que "lamentablemente" esa crisis se ve sobre todo en Occidente, zona de antigua evangelización donde avanza el secularismo, y agregó que ello "no es casual" y que hay "una evidente" correspondencia entre la crisis de la fe y la crisis del matrimonio.

Durante la ceremonia, el papa proclamó "Doctores de la Iglesia" a Juan de Ávila (1499-1569) y a Hildegarda de Bingen (1098-1179), de los que dijo son dos santos "para admirar", dos figuras "luminosas".

Del español subrayó que fue un profundo conocedor de las Sagradas Escrituras, dotado de un ardiente espíritu misionero.

De la alemana señaló que fue una importante figura femenina del siglo XII que contribuyó al crecimiento de la Iglesia de su tiempo, "una mujer de viva inteligencia, profunda sensibilidad y reconocida autoridad espiritual".

Juan de Ávila e Hildegarda de Bingen pasan a formar parte del exclusivo grupo de "Doctores de la Iglesia Universal". En los dos mil años de historia de la misma, sólo 35 santos forman parte de este reducido grupo.

Juan de Ávila es el patrón del clero español y se une a otros grandes doctores de la Iglesia nacidos en España, como San Isidoro de Sevilla (560-636), Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y San Juan de la Cruz (1542-1591).

Otros doctores de la Iglesia son Catalina de Siena y Teresa de Lisieux.

La proclamación se produjo a las diez de la mañana local (08.00 GMT). Fue pedida por el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, que estuvo acompañado de los Postuladores de las Causas.

Tras las lecturas de las biografías de los nuevos doctores, Benedicto XVI procedió al rito, en latín.

"Nos, acogiendo el deseo de muchos hermanos en el Episcopado y de muchos fieles del mundo entero, tras haber escuchado el parecer de la Congregación para la Causa de los Santos, después de haber reflexionado largamente y alcanzado un total y seguro convencimiento, con la plenitud de la autoridad apostólica, declaramos a san Juan de Ávila, sacerdote diocesano, y a santa Hildegarda de Bigen, religiosa de la orden de San Benito, doctores de la Iglesia Universal".

Tras la misma, las decenas de miles de presentes en la plaza vaticana -cientos de ellos españoles que enarbolaron banderas nacionales- rompieron en aplausos que duraron varios minutos y sonó música sacra.

Todas las miradas se dirigieron hacia la fachada principal del templo, donde colgaban dos grandes cuadros de los nuevos doctores de la Iglesia.

A la misa asistieron 49 cardenales, 7 patriarcas de Iglesias católicas de rito oriental, 71 arzobispos, 120 obispos y varios centenares de sacerdotes. Entre los asistentes se encontraban 62 prelados españoles, encabezados por el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela.

También asistió una delegación oficial española, encabezada por Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del Gobierno y Ministra de la Presidencia, que cubría la cabeza con un velo negro, y María Dolores de Cospedal García, presidenta de la Junta de Castilla-La Mancha (gobierno autonómico), que lució mantilla española.

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