En un "motu propio" (carta papal), el pontífice decidió que una sola sentencia bastará para decretar la nulidad, en vez de las dos que se requerían hasta ahora.
El recurso al tribunal de la sede apostólica romana, la Rota, seguirá siendo posible, pero excepcional.
El papa decidió también que el procedimiento sea gratuito para todos, con la ayuda de las conferencias episcopales.
Asimismo, un trámite más corto está previsto para los casos de anulación más evidentes. En estos casos, el obispo de la diócesis será juez, con el fin de que las decisiones respeten "la unidad católica en la fe y la disciplina".
Otro "motu propio", con contenido similar, fue publicado para las Iglesias orientales.
Esta reforma democratiza el trámite de anulación del matrimonio católico, pero no modifica los motivos que justifican las anulaciones, un tema que el sínodo de los obispos de octubre próximo abordará.
El papa reafirmó el principio de indisolubilidad del matrimonio, y negó cualquier laxismo.
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