Emigrante español celebra en Nueva York su 105 cumpleaños

  • Nueva York.- Domingo García, un emigrante español que abandonó a principios del siglo XX su pueblo en la provincia de León, en el norte de España, para instalarse en Nueva York, celebró hoy su 105 cumpleaños en la Gran Manzana, lugar en el que formó parte de una importante colonia española de la que hoy queda ya poco.

Emigrante español celebra en Nueva York su 105 cumpleaños
Emigrante español celebra en Nueva York su 105 cumpleaños

Nueva York.- Domingo García, un emigrante español que abandonó a principios del siglo XX su pueblo en la provincia de León, en el norte de España, para instalarse en Nueva York, celebró hoy su 105 cumpleaños en la Gran Manzana, lugar en el que formó parte de una importante colonia española de la que hoy queda ya poco.

García, a quien el Consulado General de España en Nueva York entregó hoy un certificado en reconocimiento por su cumpleaños, se mostró, en una entrevista con Efe, satisfecho por llegar a esa edad tan avanzada y detalló que su secreto para lograrlo ha sido "no fumar nunca, comer de todo y beber un vino de vez en cuando".

Este hombre, nacido en la localidad de Canseco, tiene ya recuerdos más bien borrosos de su vida, pero es consciente de que fue un testigo excepcional de la historia de Estados Unidos y concretamente del nacimiento y el declive de la comunidad española en Nueva York.

García dejó España con la intención de reencontrarse con su padre, uno de los auténticos pioneros de la colonia española en Manhattan, que abrió "la primera carnicería española" en Nueva York, un negocio al que llamó "La económica", que estaba situado en la hoy famosa Quinta Avenida.

"Me sentí como en la gloria en Nueva York, porque encontré a mi padre y a otros amigos suyos. Vivíamos en la calle 116 y Lenox, en Manhattan", señaló este emigrante, al que le cuesta recordar pero quien afirma que lo mejor de Nueva York fue encontrar "de todo".

A García le sorprendió "el metro y los grandes edificios", y vio "cómo la Quinta Avenida se fue llenando de más edificios".

El anciano español aseguró que se adaptó "enseguida" a la ciudad porque encontró una gran colonia española.

"La colonia empezó a crecer y eso le daba más vida a uno. En la calle 14, entre la séptima y octava, de un lado y de otro, eran todo sociedades españolas", sostiene García, quien recuerda, como buen amante del baile, que en esa zona celebraban muchas fiestas.

Sentado junto a su inseparable esposa, Josefina, de casi 95 años e hija de gallegos nacida en Nueva York, García, un hombre amable, de cabello blanco y ojos pequeños, hace esfuerzos por recordar detalles de su vida y relata a Efe que fue precisamente en una de esas fiestas donde conoció a su mujer, con quien se casó el 19 de abril de 1940, tras cinco años de noviazgo.

"La conocí en un baile y ahí uno se empieza a arrimar. Los españoles éramos todos muy bien parecidos", dijo con picardía mientras que su esposa, que hasta los 5 años sólo habló gallego, intervino para mencionar que sus padres fueron de los primeros en radicarse en Nueva York "y nos llevaban a los bailes para conocer gente".

García, que visitó España por última vez en 1992, recordó asimismo que en la ciudad encontró a otros latinos que se habían radicado en la Gran Manzana, un lugar en el que la comunidad española se fue diluyendo con el paso del tiempo.

"Los españoles y los latinos nos llevábamos bien, pero no se mezclaban mucho. La ciudad estaba llena de españoles y latinos, y todo el mundo iba donde se hablaba español", indicó.

García estableció su propio negocio, una bodega en el barrio de Harlem que llamó "La castellana" y que mantuvo durante varios años.

"Nunca fui un vago. Trabajé desde que amanecía hasta la noche. Ahora me pregunto cómo pude trabajar tanto", dijo el anciano, que, tras vender su negocio y permanecer en España varios meses, compró otro establecimiento: "La sevillana", en un momento en que los latinos habían empezado a poner sus propios negocios.

Este leonés, que se define como demócrata, ha sido testigo de los cambios que ha vivido Nueva York y el país en general durante el pasado siglo y los primeros años del nuevo siglo.

De la época de la Depresión (1930) asegura que no les afectó directamente porque tenían negocio, lo que les permitió afrontar la crisis económica.

Del derrumbe de las Torres Gemelas, en 2001, destacó que "cuando las tumbaron se formó un revolú tremendo".

Lo que más cercano queda a García, quien hoy celebró su cumpleaños acompañado por varios sobrinos que cada año viajan desde España para acompañarle en esta época, es el momento en el que dejó su pueblo natal.

"Fuimos a caballo de Canseco a Villamanín, que son 14 kilómetros. Parece que estoy viendo el día en que salí", dijo este emigrante, quien desde allí fue a tomar el barco que lo llevó, tras un mes de travesía, a Cuba, donde vivió durante seis años, tras los que pudo llegar a Nueva York para reencontrarse con su familia.

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