"En busca de Ávalon" devuelve las hadas y los duendes al siglo XXI

  • Santa Cruz de Tenerife.- Alejandro Hernández es portavoz de Asociación de Trastorno Bipolar en Canarias e irrumpe en la literatura fantástica con "En busca de Ávalon", donde duendes y hadas se desenvuelven en el siglo XXI y, por ello, una ninfa "se exilia" entre los humanos como prostituta en Barcelona.

"En busca de Ávalon" devuelve las hadas y los duendes al siglo XXI
"En busca de Ávalon" devuelve las hadas y los duendes al siglo XXI

Santa Cruz de Tenerife.- Alejandro Hernández es portavoz de Asociación de Trastorno Bipolar en Canarias e irrumpe en la literatura fantástica con "En busca de Ávalon", donde duendes y hadas se desenvuelven en el siglo XXI y, por ello, una ninfa "se exilia" entre los humanos como prostituta en Barcelona.

El autor descubre en su libro, una colección de relatos publicada por Zárate i Pla Editores, "cómo los seres mágicos de la mitología sobreviven en el mundo moderno, cómo se ocultan entre nosotros, qué han venido a hacer y quién les persigue", según detalla en una entrevista con la Agencia Efe.

Para el escritor, "En busca de Ávalon" es el primer libro de una serie que muestra una visión diferente y actualizada de seres mitológicos, los "elementales", con un hilo argumental de fantasía oscura, gótica en el mundo moderno y en ciudades como Barcelona, Santa Cruz de Tenerife o La Laguna.

Pero también es una señal de que la enfermedad, en su caso el trastorno bipolar, es algo "de lo que no hay que estar avergonzado ni orgulloso, pero sí puedes estar orgulloso de cómo hayas lidiado con ella".

Hernández es un lector habitual de fantasía al que le gustan Ann Rice o Michael Ende, pero también Lucía Etchevarría, Arturo Pérez Reverte y Pablo Coelho, una mezcla "un poco singular" en la que no cabe Tolkien, que no le gusta demasiado.

Reconoce que "el punto débil" de la literatura fantástica es que "los personajes son muy planos y las relaciones entre ellos no parecen muy profundas".

Por el contrario, Hernández quiere que el drama y las interrelaciones entre humanos y seres elementales tengan "un peso dramático muy fuerte".

En su narración se basa en la llamada mitología feérica, la de las hadas, duendes, sirenas, ondinas, xanas o sílfides "pero no desde el punto de vista de Disney", avisa.

El autor va al origen y hace su propia interpretación de la mitología "trasladándola al mundo actual", no al medievo o a otros planetas, como es habitual en este tipo de fantasía, y parte de la tesis de que "ahora mismo en la calle podría estar cruzando un ser mitológico camuflado como humano".

"Hemos apartado la mitología de las ciudades, pero en las zonas rurales o boscosas la gente aún habla de ellos", afirma en alusión a los seres elementales, especialmente en el norte de España.

"En busca de Ávalon" está ambientado en la Barcelona de 2004, con la Torre Agbar aún en construcción y en lugares como el Liceo, el mercado de la Boquería y bares del barrio gótico, y también en sitios emblemáticos de Canarias como la Catedral de La Laguna y la avenida de Anaga de la capital tinerfeña.

El primer relato empieza con una ninfa que lleva 20 años "exiliada" en el mundo humano y ejerce la prostitución en un piso en Barcelona, pues Hernández señala que ninfas y sátiros representan la sexualidad en la naturaleza y por ello se preguntan qué les pasaría si se viesen obligados a vivir entre los humanos.

"Probablemente entre los humanos lo mas parecido a lo que ella hacía en la naturaleza serían las profesionales del sexo", apunta el escritor, quien además convierte a un "sloagh", un ser malévolo de la mitología finlandesa, en un enfermero de hospital, ya que "le gusta alimentarse del sufrimiento, del dolor y la pena".

Un hada sería una maestra en una escuela que cuenta cuentos a sus alumnos para animar su creatividad, mientras que un político sería algo parecido a los elfos de Tolkien, un noble que quiere gobernar, o quizás "un señor de las pesadillas" en su parte oscura.

Alejandro Hernández escribe actualmente la segunda parte de "En busca de Ávalon" y un relato largo sobre la licantropía, para el que ha indagado en las leyendas de los magiares y al que da "una vuelta de tuerca" y se pregunta "qué pasaría si viviera entre nosotros un descendiente de este antiguo linaje".

En el licántropo, el hombre lobo, hay una dualidad "muy interesante" y es que en Europa occidental es considerado "un demonio que transmite su enfermedad al que muerde", mientras que en los Cárpatos es lo opuesto, un ser mitológico con lo mejor del humano y lo mejor de las bestias y que gobernaba sobre los humanos porque era más sabios y poderosos.

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