En el 'boom' de la Semana Santa de Málaga sobran voluntarios para portar 5.000 kilos de trono

    • Hablamos con Michael Hauncher, porteador del Trono de la Vírgen de la Esperanza en Málaga, cuyo peso alcanza las cinco toneladas.
    • Compartió 'trono' con Antonio Banderas. Un cámara de televisión se coló para intentar grabarlo y los hermanos "le echaron de allí a patadas."
Trono de la Virgen de la Esperanza en Málaga
Trono de la Virgen de la Esperanza en Málaga
Andrés Torres

Michael Hauncher es hijo de un matrimonio estadounidense pero es un malagueño de pura cepa. Tan es así que se muestra orgulloso de portar cada Jueves Santo el Trono de la Virgen de la Esperanza en Málaga, "el más grande del mundo". Y no lo dice en sentido figurado: el Trono de la Esperanza pesa 5.000 kilos que porta una cuadrilla compuesta por 257 personas que además no se dan relevo alguno.

Para hacernos una idea de la proeza que protagonizan los porteadores del tronocada Jueves Santo -"la cabeza de la procesión sale a las 23:15h y el trono de la Virgen a las 00:30 de la madrugada", matiza Michael- , el peso de un paso sevillano ronda la tonelada. La principal diferencia es que los hombres del trono meten su hombro debajo de los varales—piezas de metal o madera de varios metros de longitud que sobresalen del cajillo (estructura) del trono. "Sólo hacen falta muchas ganas", sintetiza Michael en conversación con Lainformacion.com. Fuente inagotable de anécdotas e historia viva de la Semana Santa de la capital de la Costa del Sol, este malagueño con sangre americana relata el origen de los porteadores del Trono.

"En la década de los 70 y 80 faltaban hermanos para sacar los tronos y se contrataban a los estibadores de los puertos para poder salir a las calles de Málaga. Entonces se les pagaba y ahora eres tú el que tienes que pagar una pequeña cuota por salir", dice Michael. Sin embargo, tras el 'boom' de la juventud malagueña por su Semana Santa, los estibadores, empapados de devoción, renunciaron a su sueldo y decidieron hacerse hermanos para poder participar de tan emotivos momentos.

No fue así al principio. "Hubo ocasiones en las que los tronos los llevaba un 60% de porteadores. Y entonces se movía 'a la carrerilla', es decir se levantaba un ratito, se corría y se descansaba", rememora Hauncher."No hace falta entrenamiento"

Fue un profesor de Literatura "de los Jesuitas de Málaga" cuando Michael cursaba 2º de BUP en 1980 quien convertió a este hoy 'ciencuentón' en un veterano de la Semana Santa malagueña debajo de los tronos. "Necesitamos porteadores dijo y allí nos apuntamos 40 tíos de clase con apenas 15 años. En Andalucía esto se mama, es una mezcla de tradición y pasión que te engancha para siempre", subraya con énfasis.

Desde entonces ha sido porteador del trono de María Santísima de la Paloma y del Cristo de la Buena Muerte, pero en 1986 quedó prendado del encanto de la Virgen de la Esperanza. "Aquí te mueres o te jubilas", dice sobre sus compañeros porteadores bajo un trono que pesa 5.000 kilos. "Somos como una familia", asegura. Para formar parte de una hermandad tan importante como está hay que padecer una lista de espera que ronda la década.


En este sentido, dado que no hace falta coordinar a nuevos hermanos, "el trono va casi solo". De acuerdo con Michael no hace falta un extenso entrenamiento. "Sólo hay que atender las llamadas de las campanas, tilín, preparados, segundo tilín, listos, te levantas hacia la izquierda, tolón, ya, entras con el pie derecho", resume con gracia, aunque "riñones y rodillas sufren", reconoce. Con 50 años la cofradía te jubila por lo que este año será la última vez que Michael Hauncher cargue junto a sus compañeros a la Virgen de la Esperanza.

"Vivo en Madrid desde hace años y sólo vengo a Málaga para Semana Santa. La emoción, la diversión, el ambientazo y el cachondeo tremendo compensan el sufrimiento", dice. No en vano llevan cinco toneladas a sus espaldas. "Es una fiesta", insiste.Una fuente inagotable de anécdotas... con Antonio Banderas

Michael Hauncher tuvo el honor de conocer a toda una estrella hollywoodiense como Antonio Banderas en "el submarino" del Trono de la Esperanza, un compartimento opaco que protege de las miradas indiscretas, algo importante cuando se trata de un actor de tal calibre que no desea acercar al circo mediático que le acompaña a algo solemne como la Semana Santa.

"Antonio y su hermano Chico son muy malagueños, todavía recuerdo su emocionante pregón de 2011", rememora Hauncher.

Sin embargo, la prensa es tenaz por mucho que intentes ocultarte en un 'submarino'. Tan es así que un cámara de televisión se coló bajo el trono con la intención de grabar a Banderas la primera vez que cargaba el Trono. "Los hermanos lo echaron a patadas, después uno de ellos agarró a Antonio Banderas por la solapa y le espetó 'aquí se viene a trabajar'. No volvió a abrir la boca en las siete horas de recorrido", nos regala como anécdota Michael Hauncher.

En otra ocasión, en el año 82, una procesión de barrio se detuvo ante el Bar 'El Jamón' para hacer la pausa del bocadillo. Los costaleros por motivos desconocidos jamás volvieron. Sonó la campana y empezó a cargar con el paso "la gente de la calle".

Otra vez portando al Cristo de la Buena Muerte en 1990 comenzó a llover a falta de tres horas para culminar el recorrido. "El dorado del trono, que es oro, se disuelve y aunque nos dimos prisa se perdieron siete millones de pesetas por el camino", recuerda.

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