¿En qué órgano reside el amor?

    • Hasta doce áreas del cerebro se activan cuando sentimos amor. Incluso algunos neurofisiólogos afirman que solamente cuesta doce segundos enamorarse.

¿En qué órgano reside el amor?
¿En qué órgano reside el amor?
Dr. Antonio López Farré

Estamos en el 14 de Febrero de 2014, y ha llegado un año más el día de San Valentín, también conocido popularmente como día de los enamorados. En estos días, podemos ver a nuestro alrededor corazones de un rojo intenso significando el signo del amor. Relacionamos amor con el corazón probablemente porque consideramos al corazón como un órgano vital también para el cariño o ¿es realmente en las cámaras cardiacas donde reside el sentimiento del amor?.

Nosotros, desde esta cita semanal de lainformacion.com, vamos a intentar explicarles lo que los científicos piensan sobre la residencia del sentimiento de amor en nuestro organismo.

Es evidente que el sentimiento del amor hace que las personas modifiquen sus conductas. En este sentido, una investigadora, la Dra Helen Fisher de la Universidad de Rutgersen en New Jersey, ha descrito la existencia de tres etapas diferentes y consecutivas en el tiempo cuando ocurre el proceso del enamoramiento. Cada una de estas etapas estaría gobernada por una liberación de diferentes hormonas. La primera etapa, sería una etapa más de deseo y se liberarían hormonas denominadas sexuales (testosterona y progesterona).

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A continuación ocurriría la etapa de atracción y cariño, realmente de enamoramiento, donde se liberan hormonas como la dopamina, lo que produciría un hormigueo en el estómago y una sensación de placidez. La tercera etapa, sería la última de este proceso, ocurriría con la liberación de la hormona oxitocina. Incluso se ha llamado a la oxitocina la "molécula del amor". Sería la etapa denominada de apego. En esta etapa también se liberan endorfinas que ayudan a potenciar el sistema inmune y a aliviar el dolor. Para liberar todas estas moléculas es importante la participación de un órgano, el cerebro.

Los científicos, utilizando complejas técnicas de imagen, han podido seguir la pista del amor en el cerebro. Parece ser que hasta doce áreas del cerebro se activan cuando sentimos amor. Incluso algunos neurofisiólogos afirman que solamente cuesta doce segundos enamorarse, el tiempo necesario para que se liberen todas esas moléculas que antes hemos reseñado. Para estos neurofisiólogos, el amor residiría entonces en el cerebro y no en el corazón.

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Pero con todos estos datos, hemos olvidado un poco al estómago. También hay quien piensa que el estómago tiene una función fundamental en el sentimiento del amor. Así, existen datos publicados que sugieren que las conocidas como mariposas en el estómago asociadas al amor son el reflejo de un aumento en la secreción gástrica y de un aumento del conocido como peristaltismo del intestino.

El peristaltismo del intestino son una serie de contracciones y relajaciones de la pared intestinal que en realidad tiene como función que los alimentos progresen en el interior del intestino. Entonces ya sabemos que además del cerebro, el aparato digestivo también participa en el proceso del enamoramiento. Nos queda entonces el pobre corazón, foco de la iconografía del amor, pero que desde el punto de vista fisiológico parece que se le ha relevado a un segundo plano.

Si es conocido, y seguro que muchos de ustedes queridos lectores lo han sentido, que al enamorase aumenta la frecuencia cardiaca del corazón. El aumento de la frecuencia cardiaca es el reflejo de que el número de contracciones del corazón por minuto de tiempo se incrementan. El significado de esto puede ser muy diverso. Se sabe que los enamorados presentan estados de ansiedad y estrés moderados que se manifiestan a través de un aumento en la presión arterial y el ritmo cardiaco (frecuencia cardiaca).

Pero el enamorarse también tiene beneficios sobre el sistema cardiovascular. Por ejemplo, parece que se reduce la liberación de otra hormona conocida con el nombre de cortisol. El cortisol es una hormona muy unida a la producción de estrés. Esta hormona se produce en la glándula suprarrenal, glándula que como su nombre indica está localizada en la zona superior de los riñones.

Es decir si repasamos todos los órganos que hasta ahora se ha detectado que intervienen en el enamoramiento podemos decir que participa el cerebro, el sistema digestivo, el corazón y los riñones. Pero también se sabe que en el enamoramiento se ve afectado la dilatación de las pupilas de los ojos o la propia piel, además de sufrir cambios en la regulación termogénica del cuerpo por o que puede participar la grasa parda, de la que ya les hemos hablado en otras ocasiones desde estas misma páginas.

Dice la historia que en la antigua Roma la fecha preferida para casarse era en junio, poco antes del solsticio de verano, el 21 de Junio. Los antiguos romanos necesitaban diez testigos en el acto del matrimonio, además de existir ya los regalos de boda.

Los romanos tenían como deidad del amor a Cupido. Cupido era hijo de Venus, diosa de la belleza y la fertilidad, y de Marte, dios de la guerra. A la espalda llevaba dos tipos de flechas. Unas doradas con plumas de paloma que al impactar en los humanos producían amor instantáneo, y otras de plomo con plumas de búho que provocaban la indiferencia.

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