Entrevista a césar nombela, científico“el binomio educación-investigación es esencial para implantarnos en la sociedad del conocimiento”


César Nombela es patrono delegado de la Fundación General del CSIC, rector de la Universidad Menéndez Pelayo (UMP) y catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Siempre interesado en la Educación, la I+D, la bioética y el debate público sobre todo ello, repasa en esta entrevista a Servimedia algunos de los temas de la actualidad científica.
Hablar de Nombela es hacerlo de toda una eminencia de la ciencia española. Comenzó su carrera científica en el Consejo Superior de Investigaciones Cintíficas (CSIC), institución que presidió entre 1996 y 2000, y actualmente, es patrono delegado de la Fundación General de esta institución (FGCSIC) desde el pasado mes de octubre.
Nombela se muestra muy orgulloso de trabajar para el CSIC, porque según reconoce él mismo, “es el organismo español de mayor producción científica”. “Mi vinculación con él, no solo es racional, sino afectiva, es total”, añade. Con su nuevo cargo se abre ante él una nueva experiencia en el CSIC para “definir un nuevo plan estratégico de la Fundación General, así como de reestructurar las tareas y la gestión de los recursos”, explica.
“El objetivo es que la fundación actúe como interfaz de transferencia de conocimiento al sector productivo y a la sociedad en general”, dice el científico. Nombela considera absolutamente necesario esto último, porque, a su juicio, “es esencial el binomio educación-investigación para implantarnos en la sociedad del conocimiento”. Y agrega: “ambas tareas se tienen que organizar y alimentar mutuamente, es lo que nos exige el competir en el mundo global”, agrega.
CIENTÍFICO Y PENSADOR
Nombela es científico, pero también pensador. Siempre al lado de la actualidad científica, no solo aporta logros, sino también opiniones. Solo hay que entrar en sus perfiles en las redes sociales para ver todo un mar de comentarios sobre su visión de la actualidad científica. Es, además, columnista en varios periódicos.
El Gobierno ha reconocido su trayectoria concediéndole la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, una condecoración que se otorga a las personas físicas o jurídicas que han realizado una gran aportación para el desarrollo de la educación, la ciencia, la cultura, la docencia o la investigación.
Considera que la ciencia en España ha experimentado un despegue muy importante desde la democracia, ya que “en 25 años triplicamos el porcentaje de nuestra aportación a la creación de conocimiento y aumentamos nuestro impacto”.
Sin embargo, cree que hace falta un segundo despegue. Y lejos de estar en camino de iniciarlo, asegura que “lo ocurrido en los últimos años, en la última legislatura, al menos en esta escala global de análisis de nuestra tarea de I+D, no solo no ha contribuido a ese segundo despegue, más bien ha habido un retroceso”.
Según datos oficiales, la inversión en I+D en porcentaje del PIB retrocedió de un 1,38 por ciento en 2010 al 1,33 por ciento en 2011, y “se aleja de conseguir el objetivo marcado del 2 por ciento de esfuerzo en I+D que se había marcado en la legislatura anterior”, asegura Nombela.
El catedrático concluye que en lo referente a I+D se tiene que crear en España un “aumento decidido del esfuerzo investigador, porque, a pesar de los avances, todavía es insuficiente, y una mejora de rentabilidad de la investigación, es decir, poner en valor el conocimiento creado”.
Por otra parte, el investigador nos recuerda un estudio realizado en 2012 sobre la movilidad de los investigadores en el mundo. Según esta investigación, algunos países son capaces de incorporar gente con talento investigador procedente del cualquier otro lugar del mundo. Nombela afirma que “cuando el sistema de I+D se organiza así, se está aprovechando la valía de gentes, incluso formadas en otros lugares, en otros países que fueron los que invirtieron en su formación”.
Nombela explica al respecto que “España ha incorporado a científicos extranjeros en porcentaje mucho menor que Suiza o Estados Unidos; entre nosotros esta proporción es del siete por ciento.” Y añade que “esto significa que, nuestro esfuerzo, tiene que orientarse hacia un desarrollo mucho más grande de nuestro sistema de Ciencia y Tecnología, con ese concepto de ciencia sin fronteras”.
“Es así como podremos evitar la fuga de talentos, de la que aún se sigue hablando, no por retener a nadie artificialmente, sino por ofrecer condiciones para la investigación homologables con las de los sitios más atractivos del mundo”, aclara el científico.
Si le preguntamos por la situación en Europa piensa que “en lo referente a la economía no cabe duda de que la pérdida de competitividad tiene que ser superada en buena medida por ese esfuerzo creativo que supone el cultivo de la Ciencia y la Tecnología”. Aunque considera que “Europa ha de ser remotivada, para asentar su futuro en lo mejor de su pasado en muchos aspectos, incluidas las raíces cristianas”.

Mostrar comentarios