(entrevista)“eeuu premia el mérito y el esfuerzo, y eso llena de oportunidades a los investigadores”


Cinco años después de empezar a trabajar en su proyecto ya ha recibido un galardón de manos del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Un reconocimiento al trabajo en busca de tratamientos personalizados para la diabetes tipo 2, cuya causa se ignora. En esta entrevista, el endocrinólogo español, José Carlos Flórez, explica las claves de sus investigaciones sobre una enfermedad que afecta a entre un seis y un ocho por ciento de la población mundial.
José Carlos Flórez nació en Hanover (New Hampshire, Estados Unidos) en 1966. Hijo de padres españoles, dispone de las dos nacionalidades: la norteamericana, por nacimiento, y la española, por paternidad. Su familia volvió a nuestro país cuando cumplió dos años, y él se crió en Pamplona, Tenerife y Santander.
Sin embargo, regresó a Estados Unidos para estudiar en la Northwestern University (en Chicago), donde obtuvo un doctorado en Neurociencia. En 1997 se trasladó a Boston para hacer la especialidad, y lleva investigando en ese campo desde el año 2002. Actualmente es profesor en la Facultad de Medicina de Harvard y trabaja como endocrinólogo en el Hospital General de Massachusetts.
El galardón que le ha concedido Barack Obama, el Premio Presidencial al Principio de Carrera de Científicos e Ingenieros, se entrega a estudios en fase inicial de investigación. En una entrevista, Flórez explica que el proyecto comenzó en fase piloto en el año 2007, y en su fase actual y definitiva, en 2010.
Su objetivo es conseguir tratamientos personalizados para la diabetes tipo 2 a través de la secuenciación genética. El proyecto está diseñado para cinco años, por lo que considera “prematuro” hablar de resultados. Su meta es alcanzar los mil participantes, y ya ha conseguido implicar a 380.
Además del proyecto actual, en el que se administran dos medicamentos utilizados en el tratamiento de la diabetes y se mide la respuesta fisiológica de los participantes, el equipo está realizando otros estudios paralelos. Uno de ellos -en un ensayo clínico donde se emplea la metaformina para prevenir esta enfermedad- recoge más de 1.000 muestras de personas tratadas con ese fármaco. El otro estudia a los pacientes atendidos en su hospital.
PRONTO OBTENDRÁ RESULTADOS
Flórez espera obtener resultados que puedan modificar la forma en la que se trata la diabetes tipo 2 entre los próximos cinco a diez años. “La idea es utilizar la información genética para decidir a quién le viene mejor un tratamiento determinado. Aunque no sabemos si nuestros estudios arrojarán una respuesta positiva o negativa, en la era posgenómica tenemos que hacernos esta pregunta: ¿podrá la información genética alterar el modo en el que tratamos a los pacientes?”, añade este científico.
Según explica, la diabetes tipo 2 se diagnostica por hiperglucemia, es decir, por la presencia de niveles altos de azúcar en sangre. Cuando está descontrolada, obliga al paciente a orinar frecuentemente y le provoca sed, una bajada de peso (debido a la pérdida de agua en la orina) y, en casos extremos, letargo.
La enfermedad se origina cuando los tejidos se muestran resistentes a la acción de la insulina (la hormona encargada de regular el nivel de glucosa) en un contexto en el que el individuo es incapaz de producir cantidades suficientes de esta sustancia, en general por razones genéticas. “Así pues, es un síndrome de insuficiencia de insulina, en contraste con la deficiencia absoluta que existe en la diabetes tipo 1”, prosigue Flórez.
CRECE A RITMOS "ALARMANTES"
La incidencia de la diabetes “está creciendo a ritmos alarmantes, de la mano de la explosión de la obesidad”, que contribuye a la insulinorresistencia. En occidente afecta ya a entre el seis y el ocho por ciento de la población, pero en nuestro país las cifras son aún mayores: según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, este tipo de diabetes afecta a entre el 10 y el 14 por ciento de los españoles.
Sin embargo, en algunas poblaciones (sobre todo de origen latinoamericano, asiático o africano), la prevalencia “es mucho mayor”. En China y en la India se espera que alcance niveles epidémicos para el año 2030.
Actualmente, Flórez y su mujer, que también es médico e investigadora, están “muy bien situados” en cuanto a apoyos, financiación, colaboraciones y medios para continuar con sus trabajos. “El ambiente aquí facilita mucho la investigación, tanto por los fondos destinados como por las tecnologías disponibles y el personal especializado. Por otra parte, es una sociedad que premia el mérito y el esfuerzo, y eso nos llena de oportunidades”, añade el investigador.
José Carlos Flórez y su mujer no descartan volver a España en un futuro, pero ponen ciertas condiciones: “Tendrían que darse unas circunstancias atractivas para ambos, que no son sencillas de reunir en el momento actual”.
“La situación precaria en la que se encuentran tantos investigadores españoles, cuyo compromiso y pasión por la ciencia no se pueden poner en duda", explica, "evidencia un claro contraste. Sí que hay grupos punteros en España, e investigadores que tienen mucho mérito, dadas las condiciones en las que trabajan, pero el campo abierto es mucho mayor y más dinámico en los Estados Unidos”.

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