Esta noche cambia la hora


Esta próxima madrugada finaliza el horario de verano establecido en todos los países miembros de la Unión Europea, por lo que los relojes deberán retrasarse una hora (a las 03.00 horas serán de nuevo las 02.00 horas), en cumplimiento de la directiva comunitaria que rige el denominado cambio de hora.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Se aplica como directiva desde 1981 y ha sido renovada sucesivamente cada cuatro años.
Este cambio se aplica con carácter indefinido por entenderse que "el buen funcionamiento de algunos sectores, no sólo el de los transportes y las comunicaciones, sino también otros ramos de la industria, requiere una programación estable a largo plazo".
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), entidad pública empresarial del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, el potencial de ahorro por el cambio de hora puede llegar a representar un 5% del consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.
De esa cantidad, 90 millones corresponderían al potencial de los hogares españoles, lo que supone un ahorro de seis euros por hogar, mientras que los 210 millones de euros restantes se ahorrarían en los edificios del sector terciario y en la industria.
Además de esta medida, el IDAE, ante la puesta en marcha de la calefacción, recuerda que adoptando algunas prácticas se puede ahorrar energía.
Dichas medidas pasan por abrir las ventanas sólo unos diez minutos para renovar el aire, apagar la calefacción por la noche y no encenderla hasta por la mañana tras ventilar la casa, cerrar los radiadores que no se necesiten e instalar burletes y adhesivos en puertas y ventanas.
También recomienda, si es posible, instalar dobles ventanas o doble acristalamiento, instalar válvulas termostáticas en los radiadores o un regulador para la caldera, mantener la temperatura en 21ºC, no abusar de la calefacción, a la hora de dormir colocar una temperatura de entre 15º y 17º -los niños y personas mayores pueden necesitar un poco más de calor- y, si se hace alguna reforma en casa, pensar en la posibilidad de instalar algún aislante en techos y paredes.

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