Consejos para no ser engañados

La estafa del piso que no existe: cuando los chollos cuestan dinero y un disgusto

La Policía Nacional desarticuló un grupo criminal especializado en estafas inmobiliarias que timó a 156 víctimas que pagaron una entrada de una vivienda que ni existía. 

Policía Nacional de Toledo
Policía Nacional de Toledo
Policía Nacional

En plena época vacacional conviene repasar una de las estafas que más les gusta a los delincuentes por estas fechas: el piso que no existe. No es la primera vez que una familia se queda sin su semana de playa porque cuando llegan al apartamento idílico en primera línea que han reservado a un precio mucho más bajo que el resto de la zona y hay otra familia en la misma situación, no hay ni playa, y ni apartamento. Es en ese momento cuando se acuerdan de que todo se hizo muy deprisa, a través de mails, viendo fotos de catálogo y sin que nadie echara un vistazo en Google Maps las vistas maravillosas que prometían o solicitara documentos que acreditaran su propiedad. Es una de las estafas típicas de las vacaciones pero que se ha ido adaptando hasta por ejemplo lograr engañar a 156 personas vendiéndoles un piso del que no se tenía la propiedad y con la coartada de que se ofrecían desde una inmobiliaria legalmente establecida en un barrio desde hace tiempo. Un negocio redondo hasta que empezó la operación 'Fuenteovejuna' en la comisaria de la Policía Nacional de Toledo. 

"Empezaron a llegar muchas llamadas de personas que habían sido estafadas y muchas apuntaban a una misma inmobiliaria", aseguran fuentes de la operación a La Información. La estafa parecía perfecta. El boca a boca había funcionado y hasta los oídos de algunas inmobiliarias toledanas llegó el contacto de un señor que aseguraba tener una cartera de 40.000 viviendas procedentes de entidades bancarias a precio casi de saldo porque las necesitaba vender ya. Rápidamente se pusieron en contacto con este estafador que gracias a su donde gentes y de palabra alcanza un acuerdo con una inmobiliaria para que sea ella la que ofrezca estos pisos cuya propiedad en realidad no es suya. La operación parecía tan ideal que nadie se paró a comprobar ninguno de los papeles de propiedad que presentó, todos ellos falsificados. Tampoco su pasado, con antecedentes en otras estafas y falsificación documental. 

Una vez la inmobiliaria empieza a ofertas pisos en zonas de lujo de Madrid o Toledo el resto del plan se ejecuta solo. Son varios los interesados en poder ver esas vivienda y  más los dispuestos a pagar 1.000 y hasta 3.000 euros para dejar una reserva. Y aquí la confianza que se puede generar de que un conocido le comente a otro la oferta que acaba de ver hace que sean muchos los que se confían en unos pisos encontrados en una inmobiliaria y vistos hasta en Internet. 

La Inspectora Jefa Olga Lizana Cortopassi, Jefa de Grupo de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Policía Nacional en Toledo, aclara a este medio que la operación comenzó en marzo de 2019, cuando cuatro víctimas de Toledo pusieron en conocimiento de la Policía Nacional que un conocido les había ofrecido la compra de viviendas por un precio muy ventajoso, con el único requisito de abonar una señal de 1.000 euros.  Estos primeros datos condujeron a los investigadores hasta una asesoría de Toledo, a través de la cual los estafadores estaban comercializando las viviendas, lo que permitió identificar a las primeras 26 víctimas. 

Días después, se detectó la existencia de 130 víctimas más, que habían sido captadas por el grupo criminal utilizando los servicios de otra agencia inmobiliaria, esta vez ubicada en Fuenlabrada (Madrid). El cabecilla de todo logró escapar y ocultarse en A Coruña, donde al final también fue identificado. Las indagaciones sobre su entorno revelaron que su patrimonio había sufrido un incremento inusual que superaba los 10 millones de euros y que había diseñado un entramado de empresas tras el que ocultaba 351 inmuebles valorados en unos 12 millones y 52 vehículos -la mayoría de alta gama-.

Desde la Policía recuerdan que "los chollos existen, pero hay que tener cuidado". Encontrar un piso en venta o un apartamento en alquiler este verano a un precio muy por debajo del mercado puede ser una de las señales que nos deberían alertar. No es la única. Cuando los delincuentes intentan estafar también suelen urgir a cerrar la operación inventando excusas como que "hay muchos más esperando" o que "no pueden dejarlo vacío más". Así logran que evitemos cotejar y estudiar toda la información que nos aportan. Otro de los ganchos que suelen utilizar para que el comprador no mire atrás es que el vendedor tiene que hacer un viaje muy importante y no podrá firmar los papeles si no es en cuestión de horas. Tampoco deberíamos dejarnos engañar cuando nos dicen que si adelantamos un pequeño ingreso seremos los primeros en poder verlo (porque hay veces que ni existe) o en alquilarlo. Si llegamos a dar un adelanto y comprobamos que nos solicitan dinero en mano o bien un pago cuando el receptor es anónimo también deberíamos dejar pasar "este chollo hasta que llegue otro".

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