Hay tres detenidos

Un repartidor delató al grupo que timaba a empresas con la compra de móviles

Detenida banda criminal estafa
Detenida banda criminal estafa

Todo estaba calculado al milímetro... hasta que lo que parecía una estafa perfecta falló. Un repartidor dio las pistas necesarias para que investigadores de la comisaria de Hortaleza en Madrid desarticularan a un grupo criminal dedicado a timar a financieras y empresas de tecnología comprando en nombre de un tercero al que suplantaban la identidad con tan solo buscar en internet información de la firma. Todo un entramado muy estudiado que ha acabado con tres detenidos acusados de los delitos de estafa, falsedad documental y usurpación de estado civil, pero que no se descartan más. La cantidad total estafada superaría los 175.000 euros, pero cuando finalicen podría duplicarse. Investigadores de la operación relatan a La Información cómo cayó una de las bandas de estafadores más meticulosas.  

Los arrestados compraban productos electrónicos de gran valor a través de documentación falsa cuyos datos obtenían en Internet. Buscaban empresas reales al azar y se hacían con toda la información necesaria para poder suplantar a sus directivos. Una vez falsifican sus documentos llamaban a empresas minoristas de móviles y productos electrónicos a los que les aseguraban que querían hacer un pedido importante de móviles u ordenadores para toda su plantilla. Rápidamente eran puestos en contacto con sus financieras para no dejar pasar la oportunidad de una compra así. 

Cuando los estafadores hablaban con las financieras no tenían más que enviar por correo electrónico todos los documentos que les solicitaban para complementar el préstamo. Y dicho y hecho. Estas financieras no comprobaban mucho más y acababan autorizando la operación. Así es como se hacían con la mercancía pero ¿cómo llegaba a su poder? Ellos habían hecho la compra en nombre de otra empresa y en la documentación presentada aparecía el nombre y dirección de un tercero. En este punto esta banda criminal ponía un nuevo plan en marcha. La empresa de móviles u ordenadores enviaba los terminales a través de una mensajería. Los estafadores sabían el número de pedido y cuando les alertaban de que iban a ser entregados siempre llamaban con anterioridad al conductor para cambiarles la dirección. 

Si esa mercancía acababa en la dirección que indicaban los papeles enviados a la financiera existía el problema de que llegara a la empresa a la que le habían suplantado la identidad y al final se conociera todo... como sucedió. Durante unos meses no hubo problema y uno de los integrantes de la organización quedaba con el chófer dándole direcciones ambiguas como por ejemplo la plaza de España de Alcalá de Henares. El conductor llegaba y siempre estaban allí DNI en mano por si necesitaba comprobar que el pedido era suyo. Ese documento estaba perfectamente falsificado con todos los datos del supuesto empresario que compraba la mercancía pero con una foto falsa.

Pero llegó un momento en el que se confiaron y los pedidos empezaron a ser muy numerosos hasta el punto que se descubrió la estafa. Y todo estuvo en manos de un repartido, que tenía que llevar un pedido a un concesionario de coches y ni se fijó en la dirección que se le indicaba en la hoja de ruta porque conocía el sitio. Una vez llegó en el concesionario le  indicaron que ellos no habían comprado ni ordenadores ni móviles para su plantilla. Ese fue el detonante para saber que esa empresa había sido suplantada. No tenía un perjuicio económico porque el realidad el pago se había hecho a través de una financiera, pero estaban utilizando su identidad para cometer un fraude. 

El grupo tenía un "grado de especialización muy elevado", ya que falsificaban documentos notariales y documentos de identidad a nombre de los titulares reales de las empresas. La Policía detalla que estas imitaciones eran de "tal calidad y verosimilitud" que las multinacionales financieras los consideraban plenamente válidos y autorizaban las ventas, engañando también a las empresas proveedoras.

Para ello, utilizaban múltiples números de teléfono que habían sido dado de alta con documentación falsa para evitar la localización de los autores. También crearon varios correos electrónicos muy similares a los corporativos oficiales de las empresas. A los pocos días desechaban esos números de teléfono y esos correos electrónicos para evitar su localización. Los efectos fueron entregados en distintas localidades de la Comunidad de Madrid como Alcalá de Henares o Torrejón de Ardoz, entre otras. Los investigadores han constato que algunos de los productos se encuentran actualmente en Marruecos y en Francia.

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