Kabul, 12 mar.- La organización islamista "Movimiento Fidai Mohaz de Afganistán" reivindicó el asesinato en Kabul del periodista sueco Nils Horner, a quien acusó de ser "un espía" del servicio secreto británico MI6, según un comunicado del grupo revelado hoy.
Horner, que poseía también la nacionalidad británica, realizaba ayer entrevistas en la capital afgana acompañado por su chófer y un intérprete cuando dos desconocidos se acercaron y le dispararon en la nuca, según la versión de la emisora pública Radio de Suecia, para la que trabajaba.
El grupo islamista, sin embargo, aseguró en el breve comunicado que solo participó uno de sus "héroes" en el "ataque técnico" que mató a Horner y que el insurgente se reincorporó a continuación a las filas de la organización tras cumplir su cometido.
"Nills Horner no era un periodista, sino que espiaba para el MI6", sentenció el "Movimiento Fidai Mohaz de Afganistán".
Se trata de un grupo de reciente creación y del que todavía se desconocen sus objetivos, dijeron a Efe varios analistas afganos.
Tras conocerse el asesinato de Horner, los talibanes negaron cualquier relación con el ataque.
El periodista, que antes había trabajado en Londres y en Nueva York, ejercía desde 2001 como corresponsal de Radio de Suecia en el continente asiático y residía en Hong Kong.
Para esta cadena cubrió la caída del régimen talibán, la entrada de las tropas estadounidenses en Bagdad, el tsunami en el sudeste asiático y el accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima.
Viajaba tres o cuatro veces al año a Kabul, donde estaba realizando una cobertura previa a las elecciones presidenciales que se celebrarán el 5 de abril en este país.
Los ataques contra periodistas extranjeros son extraños en el país asiático, aunque sí se han producido secuestros de informadores.
Dos periodistas franceses de la cadena pública "France 3", Stéphane Taponier y Hervé Guesquière, fueron secuestrados por los talibanes y liberados en junio de 2011 tras dieciocho meses en poder de los insurgentes.
El presente año es el último con el despliegue de la OTAN en Afganistán, de acuerdo con un calendario de retirada gradual que concluirá el próximo diciembre, cuando las fuerzas locales asumirán la seguridad en todo el territorio afgano.
Ese proceso no ha frenado la actividad insurgente ni la espiral de violencia en el país asiático.
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