Inundación socava los sueños de miles de inmigrantes rurales en Asunción

  • La crecida del río Paraguay está desplazando de sus hogares a la población más vulnerable de Asunción, los inmigrantes rurales que durante una década han ido asentándose a la vera de arroyos y caudales secos en busca de una vida mejor en la capital.

Santi Carneri

Asunción, 10 jun.- La crecida del río Paraguay está desplazando de sus hogares a la población más vulnerable de Asunción, los inmigrantes rurales que durante una década han ido asentándose a la vera de arroyos y caudales secos en busca de una vida mejor en la capital.

Los "Bañados", como se conocen los barrios atomizados de viviendas precarias en las zonas bajas de la ciudad, crecen sin parar desde hace décadas a la vera del río Paraguay y es común que sufran inundaciones en la época de lluvias.

En esas ocasiones se quedan sin agua potable y electricidad, y sus habitantes no pueden llegar a sus puestos de trabajo, pero la situación actual es la peor desde hace casi 20 años, según María Eloida Mareco, de 71 años, una de las vecinas más veteranas, pues llegó al bañado hace unos 30 años.

"Mi hermosa casa es de material, muchos años nos costó de trabajo. Vinimos del campo, Capiatá, mi marido tiene empleo, yo vendo acá en mi casa, es mi quiosquito, pero ahora no hay a quien vender", dijo Mareco a Efe.

Mareco se queja frente al camión de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) que recorre las calles inundadas del barrio de Cateura porque nadie le ha ayudado a trasladar sus pertenencias, y eso que el agua ya está entrando por su patio.

Las autoridades le dijeron que no podrán ayudarla hasta el miércoles, relató.

"No se veía esto desde el 96, pero yo ahí era más joven y podía mover mis cosas, ahora estoy enferma de los riñones", declaró Mareco.

No le quedará más remedio que trasladarse, como otras 40.000 personas, a los improvisados campamentos de refugiados que copan la ciudad.

Las inundaciones afectan ya a unos 129.000 ciudadanos en todo Paraguay y se prevé que el número aumente, según la SEN.

La SEN estima que el río Paraguay subirá entre 5 y 8 centímetros en la próxima semana en Asunción, lo que desplazará a otras 15.000 familias en los próximos seis días, con lo que el número de afectados solo en la capital llegará a 75.000.

En la última década unas 900.000 personas han abandonado el campo en Paraguay y se han instalado en asentamientos precarios en la capital debido a la expansión de las grandes plantaciones de soja y maíz, altamente mecanizadas y con poca demanda de mano de obra, según la Federación Nacional Campesina (FNC), que pide una reforma agraria.

En Paraguay hay al menos 3 millones de hectáreas de cultivos de soja transgénica, de la que es el cuarto exportador mundial.

La subida del río Paraguay ha dejado bajo el agua los barrios de inmigrantes, donde se mezclan las casas modestas bien construidas levantadas por los que llevan más tiempo con miles de casetas de madera y lona de las personas con menos recursos.

Esta semana tener o no tener un caballo con un carruaje para sacar las posesiones marca la diferencia entre los vecinos, dado que la mayoría de las calles, de empedrado, se han convertido en arroyos que desembocan en el río Paraguay.

Calzado, electrodomésticos, muebles y todo tipo de basuras se acumulan en embalses urbanos en torno a las casas, a apenas tres kilómetros del centro de la ciudad.

Entre las aguas fétidas está la casa de Ulpiano Vega, de 40 años, construida con ladrillos y techo de zinc cerca del basurero de Cateura.

Vega relató que malvendió su rica tierra en el sureño departamento de Itapúa a un terrateniente que, según él, le hostigó hasta expulsarlo y puso rumbo a la capital hace 9 años.

Se instaló con su mujer y su hijo recién nacido en el vecindario de Cateura, donde logró emplearse como recogedor de basuras del vertedero municipal.

Si no consigue volver a trabajar allí, su familia perderá su única fuente de ingresos, se lamentó, mientras se afanaba en instalar un refugio de madera y telas junto a otros miles de desplazados que ocupan las plazas y aceras de las avenidas periféricas de la ciudad.

Para Francisca Fernández, trabajadora de la ONG Plan Internacional, que junto con Oxfam asiste a víctimas de las inundaciones, los más perjudicados por la situación son los niños, que "pierden la normalidad escolar y su entorno social drásticamente".

"Para los niños es desesperante, pierden su entorno, su escuela, van a sitios donde se pueden contagiar enfermedades", destacó.

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