Israel recuerda hoy con ayuno la destrucción de los dos templos bíblicos

  • Judíos de todo el mundo conmemoran hoy el "Tishá B'Av", el aniversario de la destrucción de los dos templos bíblicos de Jerusalén, en una jornada en que los más religiosos ayunan y guardan estricto luto.

Jerusalén, 9 ago.- Judíos de todo el mundo conmemoran hoy el "Tishá B'Av", el aniversario de la destrucción de los dos templos bíblicos de Jerusalén, en una jornada en que los más religiosos ayunan y guardan estricto luto.

Los judíos observantes celebran una jornada de recogimiento al cumplirse el noveno día del mes hebreo de Av, en que se recuerda la desaparición de los templos del rey Salomón y su sucesor Herodes.

En sus rezos los judíos cantan las llamadas "lamentaciones" ("kinot"), compuestas en la época medieval y que describen el sufrimiento de sus antepasados desde la destrucción del templo.

También se abstienen hoy de vestir ropas ostentosas en señal de humildad y duelo, y es costumbre no usar zapatos de cuero, sino de lona u otros materiales.

Las cafeterías, restaurantes y tiendas cerraron ayer sus puertas al caer la tarde para respetar la sagrada jornada, que en el judaísmo se inicia al anochecer del día anterior y finaliza al siguiente anochecer.

El templo de Salomón fue destruido por el rey babilonio Nabucodonosor en el 587 a.C., y el de Herodes en el 70 d.C. por las legiones romanas al mando de Tito, en ambos casos dando inicio al primer y segundo éxodo judío.

Para recordar la que consideran la peor tragedia espiritual de su historia, cientos de miles de judíos acuden este día a las sinagogas en todas las ciudades israelíes, mientras que en Jerusalén visitan el Muro de las Lamentaciones, lugar más sagrado para el judaísmo, situado en la vieja ciudadela amurallada, en Jerusalén Este.

Según una tradición religiosa, la destrucción de los templos fue un castigo divino por salirse el pueblo judío del camino que Dios le había dictado en la Torá y, sólo cuando regrese a él, serán reconstruidos.

Otras teorías atribuyen la destrucción de los templos a las divisiones espirituales y a las disputas políticas internas en el reino de Judea, que alentó las invasiones de los imperios de la época que destruyeron Jerusalén hasta sus cimientos.

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