Jpd afirma que la visita del presidente del supremo al vaticano cuestiona la aconfesionalidad del estado


La asociación Jueces para la Democracia (JpD) criticó este miércoles la reciente visita del presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ, Carlos Lesmes, al Vaticano para asistir a la investidura de diversos cardenales, por entender que su presencia en un evento religioso es opuesta a “la aconfesionalidad del Estado”.
En un comunicado, JpD señala que Lesmes acudió al Vaticano tras ser nombrado por el Gobierno como presidente de una amplia delegación de autoridades española. A este respecto, la asociación considera que “resulta poco respetuoso con la división de poderes propia de nuestro Estado Constitucional que el Gobierno pueda designar como delegado en un acto religioso al máximo representante del poder judicial”.
Jpd añade además que “este tipo de confusiones entre la actividad pública y las funciones religiosas se vienen reiterando de forma preocupante”. “Hace poco se ha sabido que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, ha concedido la Medalla de Oro al Mérito Policial a la Virgen María Santísima del Amor y también empieza a ser habitual que algunos miembros del Gobierno en el ejercicio de sus funciones se encomienden a vírgenes para que mejore la situación económica, política o social”, señala la asociación de jueces.
En referencia a Lesmes, JpD asegura que “resulta especialmente preocupante que el máximo representante del poder judicial participe oficialmente en ceremonias religiosas” y que “no distinga entre sus convicciones religiosas personales y la necesaria neutralidad que debe ejercer en el ejercicio de sus funciones públicas”.
Estas actuaciones suponen “una quiebra de la neutralidad estatal en materia religiosa” y provocan que se proyecte “la perspectiva de que la Iglesia Católica es la religión oficial del Estado Español, lo cual no resulta compatible con el principio de aconfesionalidad que establece el artículo 16-3 de la Constitución”, apunta JpD.
Para la asociación de jueces, “se trata de gestos que evocan tiempos predemocráticos, en los que existía una religión oficial y una plena confusión entre el plano institucional público y el religioso”.

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