La ambigüedad frente a EI y la escalada de violencia pasan factura a Erdogan

El atentado en una zona turística de Estambul llena de extranjeros tenía un objetivo claro: aumentar la presión sobre el gobierno turco, que en estos momentos está inmerso en un gran número de crisis nacionales y extranjeras.

Al principio, Turquía estaba acusada de ser muy laxa en su porosa frontera con Siria y facilitar a los militantes y simpatizantes del EI los viajes al país, a pesar de las presiones de los aliados. Contra todo pronóstico, abrió sus bases a la coalición encabezada por Estados Unidos contra el EI y lanzó operaciones en su territorio contra combatientes extranjeros y militantes vinculados con el grupo.

Esta situación repercutió en el aumento de una serie de letales ataques en Turquía. El último, ayer en el corazón turístico de Turquía, en el que varios turistas fueron atacados en el centro de Estambul. El atentado tenía un objetivo:atacar el turismo, un sector clave de la economía, y que el país no sea visto como un país seguro.

Ahora, Ankara fortalecerá su lucha contra el EI y a corto plazo se esperan grandes detenciones y operaciones contra militantes del EI. Así, un total de 65 personas, entre ellas tres rusos y 15 sirios, fueron detenidas por su relación con el atentado suicida. Según la agencia Dogan, entre los sospechosos hay tres rusos que fueron detenidos en Antalya, en la costa mediterránea, quince sirios y un ciudadano turco que fueron arrestados en Ankara.

El ataque se produce en un momento de crisis económica en el país y de malas relaciones con Rusia e Irak, que están empujando a cambios en sus políticas.

"Este atentado es un golpe para Turquía, y viene a sumarse al hecho de que la política del presidente Tayyip Erdogan crea una verdadera confusión y contribuye a descalificar al país" asegura en Hurriyet News Jean-Pierre Nadir, presidente del sitio internet Easyvoyage.

A final de este año, la crisis diplomática provocada por la destrucción de un cazabombardero ruso por la aviación turca en la frontera con Siria tuvo como represalia que Moscú desaconsejara a sus ciudadanos viajar a Turquía. "En la mente del turista occidental, está claro que los ataques potenciales por grupos islamistas en un país son asociados a un peligro en toda la región. Y los atentados en Túnez y Egipto, añadidos a los ataques en territorio turco y a la proximidad con Siria, han tenido un efecto perjudicial para los flujos turísticos hacia este país", dijo a la AFP Kinda Chebib, analista del gabinete international Euromonitor.Tres frentes terroristas en Turquía

2015 fue una año catastrófico para Turquía. Alrededor de 30 personas fueron asesinadas en Suruc en el mes de julio. En octubre, los terroristas suicidas lanzaron un ataque en una manifestación donde murieron 102 personas. Turquía siempre ha señalado a Estado Islámico.

Mientras que las autoridades turcas afirman que el ataque es obra de Estado Islámico, algunos comentaristas de los medios apuntaban a los disturbios en el este de Turquía protagonizado por los kurdos que buscan la independencia.

En este sentido Erdogan ha cerrado grandes franjas del este de Turquía a los medios de comunicación con el fin de emprender una operación militar a gran escala contra el PKK. Unas operaciones que habrían matado a 162 civiles, según la Fundación Turca de Derechos Humanos.

Por último, Turquía tiene otro frente abierto. Turquía se enfrenta a una tercera amenaza terrorista, el Partido Revolucionario Liberación del Pueblo.

Tras los atentados de ayer, queda claro que la postura de Erdogan ha sido peligrosa y contraproducente contra su población y, contra ciudadanos de terceros países. No ha evitado ataques y ha multiplicado sus frentes regionales e internacionales.