La ascensión a Pechito Parado o la recompensa al esfuerzo

  • EFE).- Cuando hace un año comenzó a planearse el recorrido de la XXVIII edición de la Ruta Quetzal, los organizadores ya sospechaban que la ascensión a Pechito Parado sería el momento más importante del mismo.

Concepción M. Moreno

Quebrada Eusebio (Panamá), 26 jun (ACAN-EFE).- Cuando hace un año comenzó a planearse el recorrido de la XXVIII edición de la Ruta Quetzal, los organizadores ya sospechaban que la ascensión a Pechito Parado sería el momento más importante del mismo.

Y hoy, día en que los expedicionarios rememoraron el recorrido que el explorador extremeño Vasco Núñez de Balboa hizo el 25 de septiembre de 1513, se confirmó esa teoría y es que, en palabras de Jesús Luna, jefe de Campamento, "ellos han descubierto la mar del Sur y también se han descubierto a sí mismos y a los demás".

"El gran descubrimiento no es el mar del Sur, sino la capacidad que tenemos los seres humanos de superar cualquier adversidad, conseguir sus sueños y sus ilusiones con esfuerzo y con trabajo en equipo", declaró Luna a Acan-Efe en la cima de Pechito Parado.

Y se cumplió el deseo de Miguel de la Quadra-Salcedo, creador y director de la Ruta Quetzal BBVA, de que los representantes de Extremadura y de las etnias indígenas presentes este año hollasen el cerro en primer lugar, rememorando la llegada de Núñez de Balboa (Jerez de los Caballeros, 1475-Acla, 1519) y de los indios cuevas que le guiaron.

El extremeño Carlos Alcaraz y el panameño Litzander Conde, indígena emberá, se adelantaron a sus compañeros de expedición y emularon el avistamiento de la desembocadura del río Congo en el océano Pacífico 500 años atrás.

Después de la dura hazaña que supuso recorrer los 5 kilómetros que separan Quebrada Eusebio y Pechito Parado, sobre todo los últimos 500 metros en dura pendiente y con el suelo resbaladizo, los expedicionarios alcanzaron el balcón desde el que Núñez de Balboa y sus otros 26 acompañantes, según el testimonio notarial de Andrés de Valderrábano, en el que también figuraba Francisco Pizarro, divisaron "la mar del Sur".

"Ha sido la culminación de todo un proceso de esfuerzos y sacrificio, de caminatas por lodazales, con un clima húmedo, con unos esfuerzos extraordinarios y condiciones muy adversas. Es el resultado de la voluntad de los expedicionarios por conseguir un objetivo: repetir la epopeya de Vasco Núñez hace 500 años", aseveró Luna.

Uno de los estudiantes indígenas que figuró entre los primeros expedicionarios que llegaron fue Eduar Mejía, de la etnia wounaan, que definió a Acan-Efe la experiencia como "un honor".

Además de reconocer que sus compañeros de campamento le han preguntado por cuestiones de su cultura, confesó haber "aprendido muchas cosas", sobre todo, "el compañerismo".

El Parque Nacional del Darién, proclamado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981 y Reserva de la Biosfera en 1983, despidió hoy a los expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA mostrándoles a sus famosos monos aulladores y árboles como los cuipos o los inabarcables bongas.

A partir de mañana, los "ruteros" emprenden camino a la capital panameña, donde afrontarán varias jornadas académicas y culturales, aunque empleando palabras de Luna, "recordarán este día toda su vida".

En su vigésima octava edición, que tiene por lema "De la selva del Darién a la Europa de Carlos V", la Ruta Quetzal BBVA visita Panamá y la Unión Europea (Bélgica, España y un fugaz paso por París) hasta el 23 de julio, fecha en que los cerca de 250 expedicionarios dirán adiós a más de un mes de convivencia. ACAN-

Mostrar comentarios