La crisis pasa factura a la Inquisición con la venta de su sede de Palma

  • Ni la Santa Inquisición se escapa ya de la crisis, que ha llevado al Govern balear a desprenderse mediante subasta pública de "Can Fàbregues", un histórico caserón en ruinas del centro de Palma, sede del Santo Oficio y que una propietaria catalana oriunda de Mallorca ha adquirido por 1,1 millones de euros.

Javier Alonso

Palma, 18 dic.- Ni la Santa Inquisición se escapa ya de la crisis, que ha llevado al Govern balear a desprenderse mediante subasta pública de "Can Fàbregues", un histórico caserón en ruinas del centro de Palma, sede del Santo Oficio y que una propietaria catalana oriunda de Mallorca ha adquirido por 1,1 millones de euros.

El anuncio de la exitosa operación lo ha realizado hoy mismo el conseller de Administraciones Públicas, Simón Gornés, en los pasillos del Parlament balear, a pocas calles de la sede del Santo Oficio a finales del siglo XV, una época marcada por una intensa actividad por la salvaguarda de la fe católica y los procesos abiertos contra los judíos mallorquines, a raíz de la decisión de los Reyes Católicos de que debían convertirse.

A la crisis social que originó aquella decisión en una isla donde convivían pacíficamente judíos y cristianos, se sucede siglos después otra crisis, ésta de cariz económico y financiero, que a día de hoy sitúa la deuda de Baleares en 5.414 millones de euros, el 20,3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB).

Para cuadrar sus cuentas, el ejecutivo de José Ramón Bauzá (PP) aprobó la enajenación de patrimonio mediante subasta pública como una de las medidas contempladas dentro del Plan de Equilibrio Económico de las Islas Baleares, y ahora le ha tocado el turno a la que fue conocida y temida "llotgeta de l'Inquisidor Gual" (la "lonjita del Inquisidor Gual"), en honor a su habitante, el inquisidor Pere Gual.

El ejecutivo, en su afán por cuadrar las cuentas públicas, también ha informado hoy de la venta en subasta de un solar en el ParcBit de Palma por 525.076 euros; y así, euro a euro, tratará de poner orden en las cuentas públicas, que no hacen distinciones entre el patrimonio noble y villano.

La casa del inquisidor, un hermoso edificio gótico que compró el Govern hace 25 años, se encuentra en la calle del Convent de Sant Francesc, donde en la actualidad, junto a Can March, de la familia March, subsiste una tienda de fotocopias y se ha abierto un lujoso hotel de cinco estrellas. El resto de pequeños negocios, algunos de los cuales vendían sus productos a los miles de turistas que pasean cada año por esta calle, han ido cerrando.

"Can Fàbregas" tiene 1.332 metros cuadrados en estado ruinoso, por lo que probablemente la única obligación de su propietaria será conservar la sobria fachada exterior, de un señorío y de unos voladizos que causan admiración en el atento paseante.

En su interior ha guardado silencio durante siglos, hasta 1988, el archivo más comprometedor de la vida social mallorquina al figurar los procesos abiertos por el Santo Oficio y los nombres de los judaizantes, los conversos a la fe católica que continuaron practicando su fe a escondidas y que fueron denunciados por sus propios vecinos.

La casa del inquisidor no será el último inmueble del cual se desprenderá la administración pública. El ejecutivo autonómico contempla otros procedimientos, dos de los cuales están actualmente en marcha.

Las características sobre estos bienes figuran en la web del Govern balear, pero un avance de lo que se puede comprar a buen precio son 28 nichos en construcción en el cementerio del Bon Sosec de Palma, un piso y un aparcamiento en la calle Jeroni Pou de Palma y una finca rústica en construcción, "Sa Casa Nova".

Al menos, el inquisidor no pensará que la venta de su casa es un tema personal, la crisis afecta a todos.

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