Las batallas más importantes para la comunidad sorda en materia de educación son económicas, y la principal asignatura pendiente, los prejuicios


"Las batallas más importantes para la comunidad sorda en materia de Educación son lidiar con el tema económico –la financiación de los servicios de interpretación –pero, sobre todo, con los prejuicios que existen hacia nuestro colectivo”. Así lo aseguró la presidenta de la CNSE, Confederación Estatal de Personas Sordas, Concha Díaz, en un desayuno informativo que tuvo lugar hoy en Servimedia.
Díaz insistió en que “las personas sordas no necesitamos disimular que lo somos, ni aparentar ser oyentes”. La presidenta de la CNSE opina que “es un error intentar esconder el hecho de que una persona es sorda, como si se tratase de algo negativo, cuando para nada lo es”. Además, recalcó que “si contamos con los recursos necesarios, las personas sordas somos tan capaces como cualquiera de aprender y de educar, de entender el mundo, de participar activamente en él, y de ser individuos independientes y autónomos”. En el encuentro participaron, además de Concha Díaz, la alumna de colegio Gaudem, de Madrid, Aleluya Peña; la presidenta de Femapas, Antonia Espejo; la vicepresidenta de Fesord Comunidad Valenciana y miembro del claustro de la Universidad de Alicante, Carolina Galiana, la psicopedagoga y orientadora del Equipo de Discapacidad Auditiva de la Comunidad de Madrid Pilar Alonso, y el miembro del Consejo de la FAAS (Federación Andaluza de Asociaciones de Personas Sordas), y responsable de su área de Educación, Alejandro Fernández.
La presidenta de la CNSE incidió en que “deben regularse las condiciones para garantizar el aprendizaje, conocimiento y uso de la lengua de signos, así como los requisitos de una educación bilingüe que contemple la lengua de signos para las personas sordas”. Díaz insistió en la necesidad de incorporar la figura del maestro sordo y del especialista en lengua de signos en los centros educativos y señaló que la Convención de la ONU, que recoge los derechos de las personas con discapacidad a nivel internacional, es muy clara en este sentido. “Además de exigir respeto a la identidad lingüística y cultural de las personas sordas, esta norma recoge el derecho del alumnado sordo a contar con profesorado sordo”, destacó.
Asimismo, aseguró que “la educación bilingüe no resta, solo suma, al ser la lengua de signos un recurso más para el alumnado sordo, capaz de potenciar sus habilidades”. En este sentido, todos los participantes en este encuentro informativo coincidieron en que “hay que trabajar por una educación verdaderamente inclusiva para las personas sordas que cuente con la lengua de signos como lengua vehicular y de acceso al currículo”.

LENGUA DE SIGNOS
Según Pilar Alonso, psicopedagoga y orientadora en el Centro Específico de Discapacidad Auditiva de la Comunidad de Madrid, “la lengua de signos y la lengua oral se complementan”. De hecho, las personas bilingües aprenden de una forma que no aprenden las monolingües”. Durante su intervención, la psicopedagoga destacó que “los niños que estudian en un centro bilingüe desarrollan mayores habilidades y su capacidad de desarrollo es más normalizada”. Sin embargo, Alonso dijo que hay una asignatura pendiente: “Falta sostener los centros bilingües para alumnado sordo; deberían mantenerse”.
La psicopedagoga explicó que actualmente se está evaluando la situación de los colegios bilingües de Infantil y Primaria en la Comunidad de Madrid “para que la Administración sea consciente de la situación de estos alumnos, que no tienen ningún apoyo en este sentido”.
Por su parte, la vicepresidenta de Fesord CV,Carolina Galiana, explicó que ser una persona sorda bilingüe, usuario de la lengua de signos y la lengua oral, usuaria de audífono y de lengua oral, le permitió adaptarse “mucho más rápido a cualquier circunstancia”. Galiana, que además es usuaria de audífono aclaró que“las ayudas técnicas, como implantes cocleares o audífonos, no definen a la persona y, sobre todo, no son contrarias a la lengua de signos”. En este sentido, defendió la utilización de “los apoyos y recursos técnicos en función de las características personales de cada persona sorda”.
También la alumna del colegio Gaudem, Aleluya Peña, destacó que “he crecido con educación bilingüe pura, es decir, he crecido en un colegio específico de alumnos sordos y me he desarrollado igual sin ser consciente de ello”. Aleluya afirmó que tuvo intérprete en todas sus horas lectivas, y denunció que no todas las personas sordas de su edad tienen la misma suerte que ella. “La mayoría se encuentran con muchas más barreras”. Y dijo: “Todos compartimos la misma identidad, pero no las mismas circunstancias, y esto es injusto”.

LEYES Y EDUCACIÓN
Según la Ley 27/2007 en materia de Educación, en el artículo 7 se recoge el “derecho a elegir una educación bilingüe con lengua de signos”, explicó Concha Díaz. Sin embargo, según la presidenta de Femapas, Antonia Espejo, “todo depende de los recursos con los que cuente cada comunidad autónoma”. Y ha insistido en que “es fundamental la incorporación de profesores sordos dentro del aula desde los cero años hasta sexto, así como de intérpretes de lengua de signos a partir de secundaria”.
Espejo, madre de dos hijas sordas bilingües que estudian en la universidad y en bachillerato respectivamente, lamentó que “no haya concienciación de que el alumno sordo tenga el derecho a adquirir conocimientos a través de la lengua de signos”. En su opinión, todo esto repercute en la evolución educativa, pues “muchos de ellos optan por el abandono escolar al no tener el apoyo suficiente en determinadas etapas educativas”.
Respecto al tema de los intérpretes de lengua de signos en el ámbito educativo, Carolina Galiana, que es miembro del Claustro de la Universidad de Alicante y alumna de dicha universidad, consideró fundamental que se garantice la calidad de estos profesionales, e incluso que el alumnado sordo “ tenga la potestad de elegirlos”. Y afirmó que “en materia de accesibilidad, no todo vale”.
Por su parte, el miembro del Consejo de la FAAS, Alejandro Fernández, aseguró que “el intérprete es un recurso humano que garantiza la accesibilidad”, y que “lejos de generar dependencia, favorece la autonomía de las personas sordas”. En su caso, disponer de intérpretes en el aula le permitió seguir estudiando en igualdad de condiciones, aprender, superar curso tras curso, y llegar a licenciarse. “Es muy gratificante comprobar que cuando un alumno sordo cuenta con los recursos necesarios, puede, y es tan capaz, como el resto de sus compañeros”.

PLURILINGÜISMO
También recordó su etapa como Erasmus en Bolonia (Italia), y cómo esta experiencia le ayudó a comprender la importancia que tiene aprender idiomas. “Hasta ahora las personas sordas hemos estado exentos de asignaturas como el inglés o el francés, que luego nos exigen conocer en la universidad, al realizar una oposición o para optar a determinados trabajos”, señaló. Fernández reclama soluciones en este sentido: “Las personas sordas debemos tener la oportunidad de estudiar lenguas extranjeras aunque para ello sea necesario que adapten el currículo”.
Para concluir, la presidenta de la CNSE, Concha Díaz, recordó que “recibir una educación bilingüe en lengua de signos es un derecho humano” y que por ello, “hay que priorizar los derechos de las personas sordas por encima de los porcentajes”. Y concluyó: “Lo que en realidad necesita el alumnado sordo es que se atiendan su necesidades, se fomente su talento, y se destierren aquellos prejuicios y etiquetas que en nada favorecen su futuro”.

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