León urge a solución política para que Libia no sea un imán para terroristas

  • El representante especial de la ONU para Libia, Bernardino León, defendió hoy la necesidad de lograr cuanto antes una solución política a la crisis libia y aseguró que, de fracasar, esa nación podría convertirse en un gran foco de inestabilidad y en un nuevo imán para grupos terroristas.

Naciones Unidas, 15 sep.- El representante especial de la ONU para Libia, Bernardino León, defendió hoy la necesidad de lograr cuanto antes una solución política a la crisis libia y aseguró que, de fracasar, esa nación podría convertirse en un gran foco de inestabilidad y en un nuevo imán para grupos terroristas.

El español León compareció ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tras su primera visita a Libia desde que asumió el cargo el pasado 1 de septiembre y alertó del "rápido deterioro del escenario político y de seguridad" que se vive sobre el terreno.

Según el diplomático, es necesario lograr avances urgentes en el diálogo político entre los distintos actores del conflicto, pues esa será la única forma de "evitar más caos y violencia, y de impedir que (el país) se convierta en un imán para grupos extremistas y terroristas".

"Ahora mismo la situación no es esa, pero efectivamente si las cosas se dan mal, si no hay acuerdo político, si persiste la división, si persisten los enfrentamientos, el único que va a sacar partido de todo esto es Al Qaeda", dijo en declaraciones a Efe tras la reunión del Consejo.

León subrayó que los enfrentamientos que se viven en Libia a día de hoy no están protagonizados principalmente por grupos terroristas, pero éstos si están presentes en zonas del territorio.

En especial, en el este del país, donde "hay problemas de presencia de Al Qaeda y de grupos terroristas yihadistas que tenemos que tratar, que son serios y que nos preocupan mucho", señaló.

Para el diplomático español, la prioridad es lograr un alto el fuego entre las distintas milicias y avanzar hacia una solución política a la gran crisis que no ha hecho más que profundizarse en los últimos meses.

El pasado mayo estallaron en la ciudad oriental de Bengasi unos enfrentamientos entre fuerzas armadas leales al general retirado Jalifa Hafter y milicias islamistas.

Dos meses después, los combates se trasladaron a Trípoli donde milicias de la ciudad de Misrata, ciudad situada al este de la capital, y combatientes de Zintán, ubicada al suroeste de Trípoli, se enfrentaron por el control de varios puntos estratégicos de la ciudad.

Paralelamente a los choques armados se consumó la fractura política entre las distintas facciones libias.

El Parlamento surgido en los comicios del 25 de junio, cuya sede fue trasladada a Tobruk, 1.500 kilómetros al este de la capital, debido a la inseguridad reinante, no fue reconocido por la Asamblea Legislativa saliente que, desde Trípoli, reclama su legitimidad y ha designado un Gobierno paralelo.

Pese a la problemática situación, León defendió que hay posibilidades para progresar por la vía política y aseguró que "Libia no es Irak", en referencia al conflicto que se vive en ese país.

"En Libia puede haber un proceso político, todavía pensamos que puede ser el caso. (...) En Libia todos nos dicen que la solución es hablar, es dialogar", explicó.

Eso sí, insistió en que el conflicto plantea "un riesgo grande para Libia, para los libios, para los países vecinos y para la Unión Europea" y subrayó la necesidad de reconducir de la situación.

"Si no se hace, efectivamente, nos enfrentamos a distintas posibilidades, una de ellas que nos encontremos con un estado que ofrece muy pocas garantías y muy poca estabilidad", dijo a Efe.

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