Leryn Franco, la más guapa de las olimpiadas, fue una niña acomplejada

Es una de las mujeres más bellas que ha competido en unos juegos olímpicos, pero la popular lanzadora de jabalina paraguaya afirma que en su tierna juventud vivió atormentada por una imagen que no le acababa de convencer. "Estaba acomplejada por ser tan flaca. Hasta los 22 años no me puse una minifalda. No me gustaban mis piernas", revela en una entrevista para la revista colombiana Caras. La deportista, que también es modelo, confiesa de hecho que sus únicos intereses durante la adolescencia eran escalar murallas, subirse a los árboles o jugar al fútbol con los niños de su barrio. "Si te muestro mis piernas, tengo más cicatrices que un hombre", apunta. Su belleza no pasa desapercibida para el resto del mundo, algo de lo que Leryn ha aprendido a sacar provecho. "Cuando era más chica, me molestaba que se acercaran periodistas únicamente por este tema y que no tuvieran ni idea de mis marcas. Hoy, lo utilizo a mi favor", afirma. Sin embargo, Leryn no le saca partido a su figura a cualquier precio, ya que ha rechazado varias ofertas tentadoras de desnudo para la portada de una conocida revista. "No me parece atractivo hacer fotos que vayan más a lo sexual que a lo sensual. Me lo han ofrecido, pero hasta ahora lo he rechazado. No me convence el liberalismo ni el famoso open mind", sentencia.Lejos de las portadas, los objetivos de la paraguaya están orientados hacia otra dirección, ya que a sus 30 años, Leryn busca la estabilidad de una familia. "El deporte me forjó un carácter complicado. Estoy chapada a la antigua. Quiero casarme una vez, tener una profesión y dedicarme mucho a mis hijos", concluye.