Los búlgaros recurren a la fiesta para pedir la dimisión del Gobierno

  • Los búlgaros están convocados hoy a una marcha desde la sede del Gobierno hasta el Parlamento para pedir la dimisión del Gobierno.

Vladislav Púnchev

Sofía, 26 jun.- Los búlgaros están convocados hoy a una marcha desde la sede del Gobierno hasta el Parlamento para pedir la dimisión del Gobierno.

Como cada tarde desde el 14 de junio, miles de personas están llamadas a una manifestación, que comienza en el Parlamento y acaba transformándose en una fiesta con baile, cervezas y helados en el Puente de Águilas.

"Este Gobierno llegó con la promesa de actuar de forma transparente en función del bien común. En menos de un mes ya demostró que continuará la línea de los anteriores, favoreciendo a los mismos empresarios e intereses corporativos", denuncia a Efe Alexander, un funcionario de 24 años.

Moviéndose en bicicleta, como muchos otros manifestantes, Alexander se muestra convencido de que este movimiento de protesta derrumbará al Ejecutivo "con canciones, humor e ironía, todo de forma pacífica e inteligente".

A diferencia de las protestas del pasado invierno, marcadas por la desesperación por las altas facturas de la luz en el duro invierno, y que en ocasiones fueron violentas, esta nueva oleada de manifestaciones tiene un carácter mucho más festivo, aunque no menos rotundo.

Convocadas a través de Facebook, las marchas se iniciaron el 14 de junio para denunciar la elección como jefe de los servicios secretos de Deylan Peevski, un empresario miembro de una familia de la oligarquía económica del país más pobre de la UE.

Aunque el Parlamento dio marcha atrás a los pocos días, la mecha del descontento ciudadano ya estaba encendida.

Desde entonces, entre las risas y carcajadas, en Sofía y otras grandes ciudades se oyen gritos de "Mafia", "Dimisión" y "Basura roja", en referencia al Partido Socialista que propuso y apoyó al independiente Plamen Oresharski como primer ministro.

"Hoy protestamos por las mismas razones y con el mismo lenguaje que nuestros padres", comentó para Efe, Atanas, programador de 32 años, en relación a las protestas de hace dos décadas, recién caído el régimen comunista.

Unas protestas que no cuajaron y a las que siguió una transición democrática en la que "la oligarquía dictó la política y la economía", recuerda Kamelia, una madre de tres niños que afirma que no quiere que crezcan en el país si esta vez las cosas no cambian.

"Es una protesta de valores, como fue durante las manifestaciones de los primeros meses del poscomunismo", explica la politóloga, Rumyna Kolarova, que prevé una salida en forma de nuevas elecciones, una demanda que los manifestantes combinan con el deseo de una nueva ley electoral que permita entrar a nuevas fuerzas en el Parlamento.

Desde el poder, una primera reacción fue de desprecio hacia los manifestantes, como cuando un diputado socialista los calificó de "lumpen de Internet que protestan contra todo".

Ni las disculpas del partido ni la promesa del líder socialista, Sergei Stanishev, de que "el Gobierno oye la voz de la calle y ha aprendido la lección" han calmado los ánimos.

"Para mi es una cuestión de honor estar aquí", rezan muchas de las pancartas que se exhiben.

De hecho, la presión sigue aumentando. A la marcha vespertina se ha añadido desde hoy una convocatoria de acudir por la mañana a protestar al Parlamento.

En su primera celebración hoy, cientos de personas bloquearon los accesos y tiraron huevos a los diputados.

Con las protestas en la calle, un Gobierno en minoría y la oposición boicoteando el Parlamento, no extraña que el propio primer ministro advirtiera hoy del riesgo de inestabilidad en el país.

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