Los feligreses tocan por primera vez la reliquia de Santa Faz en una cita histórica

  • Alicante.- Los feligreses alicantinos viven hoy con fervor una jornada histórica en la que pueden, por primera vez, tocar la reliquia de la Santa Faz, que, según la tradición cristiana, es uno de los pliegues del sudario con el que la Verónica enjugó el rostro de Cristo en su camino hacia el monte Calvario.

Los feligreses tocan por primera vez la reliquia de Santa Faz en una cita histórica
Los feligreses tocan por primera vez la reliquia de Santa Faz en una cita histórica

Alicante.- Los feligreses alicantinos viven hoy con fervor una jornada histórica en la que pueden, por primera vez, tocar la reliquia de la Santa Faz, que, según la tradición cristiana, es uno de los pliegues del sudario con el que la Verónica enjugó el rostro de Cristo en su camino hacia el monte Calvario.

A esta cita, que se ha desarrollado en una mañana soleada, han acudido el president de la Generalitat, Francisco Camps; la presidenta de Les Corts, Milagrosa Martínez; el conseller de Infraestructuras y Transporte, Mario Flores, y las alcaldesas de Alicante y San Vicente del Raspeig, Sonia Castedo y Luisa Pastor, respectivamente.

También han asistido el delegado del Consell en Alicante, José Ciscar; el concejal de Cultura, Miguel Valor, y el de Hacienda, Juan Zaragoza, así como el alcalde de Crevillent, César Augusto Asencio, entre otras personalidades.

La contemplación y exposición de la reliquia se ha inaugurado de forma oficial para las cerca de trescientas personas que se han congregado en el interior del templo en torno a las once de la mañana, momento en el que, entre los aplausos y elogios de los fieles, se ha iniciado el oficio religioso en el altar mayor.

Previamente, el jefe del Consell, la alcaldesa de Alicante, el concejal de Cultura y el obispo de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero, han procedido a la veneración y bendición de la reliquia en un acto privado celebrado en el camarín.

Tras el acto religioso, los feligreses han podido contemplar y tocar la reliquia, al tiempo que Camps y Castedo han saludo a los representantes eclesiásticos y ha mantenido un encuentro con algunas de las hermanas clarisas del monasterio.

Al salir del templo, un grupo de asistentes ha aplaudido a Camps y a las autoridades políticas, e, incluso, varios feligreses se han acercado al jefe del Consell, antes de que diera por finalizada su visita al monasterio, para departir brevemente con él.

En declaraciones posteriores a los periodistas, la alcaldesa de Alicante ha resaltado la excepcionalidad de esta cita que, según ha explicado, ha sido organizada a petición del capellán de la Santa Faz.

Además, ha subrayado que en esta jornada de exposición pública de la reliquia no se ha fijado un "horario establecido", dado que ésta "no se guardará en el camarín" en tanto en cuanto "sigan viniendo personas a tocarla y contemplarla" a lo largo del día de hoy.

Castedo también ha insistido en la "singularidad" de la convocatoria, que, según ha recordado, "coincide con la celebración del bimilenario de la ciudad de Alicante", y ha adelantado que, en un principio, no se prevé que pueda repetirse en los próximos años.

Conforme ha transcurrido la mañana han acudido al templo cientos de feligreses y congregaciones religiosas, no sólo de la ciudad de Alicante, sino también de otras localidades de la provincia, para poder venerar a la reliquia.

Así, en torno al mediodía, más de setecientos fieles se han acercado hasta la ermita, donde se ha desplegado un dispositivo de seguridad de cuarenta efectivos de la Policía Local y de Protección Civil.

Hasta ahora nunca la reliquia había podido ser tocada por los fieles, que la veneran en el caserío de la Santa Faz desde 1489, fecha en la que, según las crónicas, se produjo el primer milagro conocido.

Por aquel entonces, un sacerdote del municipio alicantino de Sant Joan d'Alacant, Pedro Mena, en un viaje a Roma, recibió un regalo de un cardenal: "una gasa de hilo o de finísimo algodón, en la que estaba empapado el rostro de Jesús", según narró el cronista alicantino Viravens en 1876.

A su regreso, el religioso encontró la tela desplegada sobre el resto de sus pertenencias guardadas en un arca cuando había sido colocada en el fondo del mismo; años después, una lágrima caída del rostro y una levitación en dos procesiones dieron cuerpo a este culto, según recogen los cronistas.

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