Los frescos de la capilla del Palacio Papal de Aviñón restauran su luz

  • Los frescos de la capilla de san Marcial del Palacio de los Papas de Aviñón, actualmente en restauración, recuperarán su luz el próximo julio y podrán volver a visitarse en primavera de 2015, después de 10 años resguardados del público por su delicado estado de conservación.

María Llort

Aviñón (Francia), 13 feb.- Los frescos de la capilla de san Marcial del Palacio de los Papas de Aviñón, actualmente en restauración, recuperarán su luz el próximo julio y podrán volver a visitarse en primavera de 2015, después de 10 años resguardados del público por su delicado estado de conservación.

Las pinturas del oratorio, realizado entre 1344 y 1346 por el artista italiano Matteo Giovanetti por encargo del pontífice Clemente VI, destacan por el realismo de los retratos, el lujo de los detalles y los juegos de perspectivas entre la arquitectura de la capilla y la de los edificios dibujados.

"Los frescos fueron muy bien ejecutados en el siglo XIV y la mayor parte de la obra se ha conservado bien, pero había zonas en las que la pintura se había despegado de la pared o abotargado", explicó a Efe en la presentación del avance de las obras la jefa de conservadores del Palacio Papal, Dominique Vingtain.

Un equipo de restauradores italianos, expertos en pintura medieval, trabajan desde febrero de 2013 para devolver el esplendor a una obra cerrada al público desde hace una década y que ya había sido reparada en 1906 y en 1960 y retocada posteriormente con trabajos de menor envergadura.

La capilla de san Marcial refleja la madurez creativa de Giovanetti, que recibió el pedido cuando tenía 40 años y que plasmó en el mismo su gusto por los colores vivos y por la profusión decorativa, y la búsqueda de la expresividad en los rostros de los personajes.

Pero más allá de su valor artístico, el oratorio, cuya reforma se ha valorado en un millón de euros (734.479 dólares), tiene una importancia histórica, ya que fue encargado por el Clemente VI, quien pidió expresamente que se representara la vida de san Marcial, enviado por san Pedro para evangelizar el sudoeste de Francia.

En el fondo, según explica Vingtain, deseaba "hacer un paralelismo y demostrar que su papado era legítimo, ya que había sido destinado a Aviñón con esa misión, como lo fue san Marcial en el siglo I".

Esta localidad francesa pasó de ser ciudad de provincias a sede papal y por tanto capital de la cristiandad entre 1309 y 1403, cuando, ante los problemas de seguridad de Roma, acogió a nueve pontífices, los dos últimos después del cisma, cuando la sede oficial de la Iglesia ya había vuelto a Italia.

Clemente VI, elegido en 1342, quiso ampliar y redecorar la residencia de Aviñón, un ejemplo único de arquitectura palaciega medieval, considerado por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad.

El hecho de que San Marcial fuese el protagonista elegido para los frescos supuso un reto añadido para Giovanetti porque no existía una tradición iconográfica de referencia y no había en Francia obras plásticas que explicaran la vida de este santo.

El pintor italiano apostó por representar su relato, basado en libros de Adhémar de Chabannes y Bernard Gui, siguiendo un orden cronológico a través de una espiral descendente que recorre los muros de la capilla.

Aunque Giovanetti ya era un maestro consagrado cuando recibió el encargo, como prueba el elevado salario que percibía, no ha quedado rastro de sus trabajos antes de llegar a Aviñón, donde también decoró otras salas palaciegas, como la capilla de san Juan.

Siete siglos después, el oratorio está en la última fase de restauración y el equipo trabaja para encontrar una fórmula que proteja las pinturas cuando empiecen a llegar visitantes, pues el aumento de la temperatura cuando la sala está llena y el roce de los turistas con las paredes pueden dañar los frescos.

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