Los héroes en el corazón del ébola: se salvaron y ahora se dedican a salvar a otros en Monrovia

    • Salomé y Zayzay se contagiaron del ébola pero han logrado vencerlo y ahora se dedican a ayudar a otros a lograrlo.
    • Creen que es básico tener mentalidad y desterrar la idea que relaciona ébola con muerte.
Salome en el centro de atención
Salome en el centro de atención
José Calderero

Son héroes del ébola. Sufrieron la enfermedad, pero han sido capaces de superar "ese dolor de otro planeta que se te mete en los huesos". Ángeles hoy que han pasado por el infierno y cuyas historias desvelan los médicos que no atienden de fronteras (MSF). Son muchas las historias que dan esperanza tras más de 4.000 muertos y más de 9.000 infectados. Como las de Salomé Karwah y Zayzay Mullbah. La primera tiene claro que ha sobrevivido para salvar a los demás y ahora dedica su vida a tratar a sus pacientes como si fueran sus hijos. Confiesa que el terror vivido sirve a muchos de inspiración. Pero Salome vio la muerte de cerca.

Todo empezó con un fuerte dolor de cabeza y fiebre. Más tarde, empecé a vomitar y me dio diarrea. Mi padre se enfermó y mi madre también. Mi sobrina, mi prometido y mi hermana habían caído enfermos. Todos nos sentíamos impotentes.


Mi tío fue el primero de la familia que se contagió del virus. Lo contrajo de una mujer a la que había ayudado a ir al hospital. Se enfermó y llamó a nuestro padre para que lo ayudara y mi padre lo llevó al hospital para que lo atendieran. A los pocos días de su vuelta, nuestro padre también enfermó. Como todos lo cuidamos también nos infectamos. Mi hermana sufrió un aborto. Cuando todos supieron que tenían ébola el terror les invadió. "Era la muerte. Ebola significaba muerte". Y su familia la sufrió. Su padre y su madre no fueron capaces de superarla. Su hermana y ella sí y entonces su vida dio un giro. "Cuando una persona tiene ébola debe darse ánimos a sí mismo, debe comer siempre, no debe permitir que su organismo queda vacío". Y debe superar la secuela del ébola. El miedo de los otros. "Mis vecinos tenían miedo", reconoce Salome que ahora ayuda a otros a superar su infierno. El suyo duró 18 días. "Aconsejo a mis pacientes, les escucho, les animo. Les cuento mi historia y les motivo y ahora esa es mi vida", reconoce.

También lo hace Zayzay Mullbah que da un grito unánime. "El ébola es una sentencia de muerte. Yo he sobrevivido. "No podía creerlo, lloré muchísimo. Fue un momento decisivo en mi vida. Al principio del brote, no creía que el Ébola fuera real, dudaba de su existencia".Mi mujer y mi hija fueron mis primeras enfermeras. Cada vez que vomitaba, mi esposa desinfectaba, limpiaba y arrojaba a la basura todo lo que había utilizado. Tanto ella como mi hija dejaron de dormir en la misma habitación que yo. Pero aquí estoy. He superado el ébola... y lo cuento".

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