Los jóvenes seglares "dan el relevo" generacional a las monjas misioneras

  • La jornada del Domund que se celebra este domingo servirá para financiar la labor de los más de 14.000 misioneros españoles, cada vez más jóvenes seglares que están "dando el relevo" a las religiosas al frente de los proyectos de la Iglesia en las zonas más remotas del mundo.

Madrid, 22 oct.- La jornada del Domund que se celebra este domingo servirá para financiar la labor de los más de 14.000 misioneros españoles, cada vez más jóvenes seglares que están "dando el relevo" a las religiosas al frente de los proyectos de la Iglesia en las zonas más remotas del mundo.

"El perfil de mujer, mayor de 60 años, miembro de una congregación religiosa pequeña está cambiando", confirma el responsable de comunicación de la oficina para España de las Obras Misionales Pontificias (OMP), Justo Amado.

Según sus datos son unos 14.000 los misioneros españoles trabajando en los cinco continentes, un 55 por ciento de ellos mujeres.

La inmensa mayoría, un 80 por ciento pertenecen a órdenes religiosas; el otro 20 por ciento lo forman las nuevas generaciones de misioneros: sacerdotes diocesanos de unos 40 años y "sobre todo y cada vez más" seglares; jóvenes y mayores, casados y solteros dispuestos a acudir a cualquier lugar del mundo.

"Gracias a Dios se están poniendo de moda los seglares misioneros", confirma el delegado diocesano de Misiones de Madrid, José María Calderón, responsable de los 1.362 madrileños trabajando en misiones de todo el mundo.

Según Calderón, en estos momentos los misioneros madrileños son unos 97 sacerdotes, algo más de 600 religiosas, unos 400 religiosos -sobre todo jesuitas- y más de 250 "católicos de a pie, que han decidido ponerse al servicio de la misión".

Muchos de estos son jóvenes matrimonios dispuestos a comprometerse por una media de tres años para viajar -incluso con hijos pequeños- a servir en cualquier punto del mundo a cambio de alojamiento y comida.

"Son personas que suelen estar muy implicados en sus parroquias y que de pronto sienten la necesidad de dar más de si mismos y van a colaborar con proyectos que ya están en marcha como colegios o centros sanitarios, pero sobre todo a evangelizar, a dar testimonio de fe", explica Calderón.

Así, el matrimonio formado por Virginia Cuenca, enfermera de 38 años, y Juan Carlos García-Hernández, auxiliar de enfermería de 45, se preparan para partir hacia el norte de Honduras, a un poblado perdido en la región de La Mosquitia, donde sólo se puede llegar en cayuco o con avioneta.

"Al parecer hay una pequeña misión con un centro de salud casi cerrado desde que se jubilaron las Misioneras de la Caridad; ahí es donde vamos, a reactivarlo y a dar formación en materia de salud", comenta Cuenca, quien ha pedido una excedencia en el Hospital Ramón y Cajal para cumplir con esta misión.

"Hay que tener un punto de locura, pero no tiene ningún mérito porque la fe es un regalo y hay que compartirlo", afirma García-Hernández, que ha renunciado a un contrato temporal en el mismo hospital para ir a Honduras.

Son este tipo de personas, jóvenes profesionales que deciden renunciar a los beneficios de un trabajo y una situación estable en España para dar testimonio de fe en otros continentes, los que están "dando el relevo" a los cientos de curas y monjas españolas que partieron hacia las misiones en los años 30 y 40.

Como el jesuita Miguel Sánchez-Arjona que con "poco más de 20 años" viajó al sur de Chad en 1963 donde vivió 25 años en una de las primeras misiones establecidas en aquel país y vio la presencia de la Iglesia hasta la ocho diócesis actuales, cuatro de ellas a las ordenes de obispos africanos.

"Antes teníamos el concepto de que todo el mundo debía conocer a Jesús, que era el único camino hacia la salvación; ahora respetamos más el que Dios está actuando a través de otras religiones. Hay más cooperación y más diálogo, menos ánimo de convertir a los musulmanes y más de ayudar", dice.

"La misión ha cambiado mucho, pero seguimos siendo necesarios y seguimos necesitando apoyo porque siempre queda mucho por hacer", confirma este sacerdote extremeño jubilado en Alcalá de Henares.

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