Madre de Anna y Olivia: "Chiquitinas las vamos a encontrar, ya lo verán"

"Chiquitinas, el mundo está con ustedes, las vamos a encontrar". Es el último mensaje de la madre de las pequeñas Anna y Olivia tras 42 días de búsqueda desde que desaparecieran junto a su padre, Tomás Gimeno, en Tenerife. La primera pista llegaba ayer después de conocerse que la funda nórdica y la bombona de oxígeno localizadas en el último punto donde se puede localizar el móvil del padre son de él. Estaban a 1.000 metros de profundidad. fueron hallados por el sonar y el robot del buque 'Ángeles Alvariño', que desde hace más de una semana rastrea la zona donde apareció la lancha de Tomás Gimeno. Seguirá con el rastreo una semana más. 

Fuentes de la investigación precisaban ayer que ambos objetos serán sometidos ahora a análisis para tratar de confirmar si pueden aportar pistas sobre el paradero de las menores. En un acto celebrado en Murcia, María Gámez consideró que hay que tener en cuenta la "complejidad" del rastreo, ya que se trata de una zona de búsqueda "amplia", razón por la que tuvieron que recurrir al Instituto Oceanográfico para poder disponer de dichos medios.

Ha confirmado que continuará con la búsqueda y con estos medios hasta, al menos, el próximo 14 de junio "por si se pudiera localizar algún indicio más que arroje pistas sobre el paradero de las niñas". Y es que al dispositivo se ha sumado el buque oceanográfico del Instituto Español de Oceanografía 'Ángeles Alvariño'.

El buque oceanográfico realiza la inspección marina en la zona donde la lancha de Tomás Gimeno fue encontrada a la deriva, a una milla náutica del Puertito de Güímar. Su misión es radiografiar el fondo marino con el sonar para tratar de identificar algún objeto extraño y, si es posible, subirlo a la superficie con el robot submarino.

En la investigación participan también efectivos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO), sumando cada día a más de setenta personas de medios aéreos y marítimos, además de terrestres. Sobre la investigación pesa el secreto de sumario y ha incluido varios registros en la finca de Tomás Gimeno, situada en Igueste de Candelaria, las últimas ocasiones contando con el apoyo de una unidad canina desplazada desde Madrid.