Miles de peregrinos aguardan en la calle el paso del "papamóvil"

  • Madrid.- Miles de peregrinos con banderas, abanicos y botellas de agua, avanzan por la calle Serrano camino de la ceremonia de bienvenida al papa, que tendrá lugar en la plaza de la Independencia, en la Puerta de Alcalá, a partir de las siete de la tarde, y que luego se trasladará a la de Cibeles.

Cientos de miles de jóvenes dan la bienvenida al Papa a la JMJ de Madrid
Cientos de miles de jóvenes dan la bienvenida al Papa a la JMJ de Madrid

Madrid.- Miles de peregrinos con banderas, abanicos y botellas de agua, avanzan por la calle Serrano camino de la ceremonia de bienvenida al papa, que tendrá lugar en la plaza de la Independencia, en la Puerta de Alcalá, a partir de las siete de la tarde, y que luego se trasladará a la de Cibeles.

Las aceras de la calle, que ha sido cortada al tráfico desde las seis, se están llenando de peregrinos y ciudadanos que esperan ver pasar al "papamóvil" antes de unirse a la celebración.

Asunción Pagola y María Fernanda Paisano, ambas de más de 50 años, esperan pacientemente sentadas en un banco, a la sombra de un árbol, desde las cinco para que Benedicto XVI "se sienta acompañado por donde quiera que pase", dijeron a EFE.

"No queremos meternos en la algarabía y quitar el sitio a los jóvenes, pero hay que hacer ruido y que el papa vea que estamos felices de que venga a Madrid", agregó Pagola.

Un poco más abajo, la familia Suárez Menéndez espera, casi al completo, el paso del "papamóvil". Han venido desde Galapagar, localidad próxima a Madrid, con los cinco hijos pequeños, de entre trece y cuatro años; los cuatro mayores trabajan como voluntarios en el polideportivo del pueblo para atender a los cerca de mil peregrinos que allí se hospedan.

En declaraciones a EFE, el padre, Fernando, subraya "que algo tiene que tener de especial el papa porque nadie mueve a semejante masa de jóvenes para oír un discurso que se ve mejor por la tele".

El belga Adrien Paternostre, de 16 años, y los quince amigos con los que ha venido en bicicleta desde Santiago de Compostela, pasando antes por Fátima, en Portugal, esperan a la sombra de la marquesina de unos grandes almacenes el paso del Santo Padre.

"Esto es maravilloso. Mucho más divertido y alegre que las anteriores jornadas, o eso dicen los expertos", aseguró este joven, que lo único que lamenta es que la catequesis matutina "sea tan larga y aburrida".

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