Bangui, 9 feb.- La situación sigue siendo tensa hoy en la capital de la República Centroafricana (RC), Bangui, después de que una nueva escalada de violencia interétnica desatada anoche provocara al menos nueve muertos.
Según fuentes locales, las víctimas murieron en el barrio de Ngbéngueéwé, y su número podría aumentar ya que los enfrentamientos continuaron hasta la madrugada de hoy.
Varios testigos señalan que la violencia se desencadenó el sábado por la noche cuando musulmanes armados, apoyados por los exrebeldes de Séléka, atacaron una comunidad cristiana de la zona.
En el ataque murieron varias personas, incluidas mujeres.
En represalia, las milicias cristianas "Anti-Balaka" atacaron el barrio musulmán, matando civiles y quemando casas.
Los actos de pillaje continuaron durante la mañana de hoy.
Fuentes militares informaron de que soldados ruandeses de la Misión Internacional de Apoyo a la RC (MISCA) mataron a una persona mientras trataban dispersar a una multitud furiosa que estaba a punto de linchar a un civil musulmán.
La masa respondió con gritos de "Fuera los ruandeses de la MISCA".
Ante la situación de tensión, el jefe de la MISCA, el general Martin Tumenta Chomua, advirtió el sábado en una conferencia de prensa de que sus tropas utilizarán la fuerza contra todos los grupos armados que no permanezcan confinados en sus cuarteles, incluidos los soldados del Ejército nacional centroafricano.
La República Centroafricana sufre una espiral de violencia protagonizada por facciones armadas enfrentadas de distinta religión, bandidos y una población que se encuentra en su mayoría en la extrema pobreza.
Bangui fue tomada el pasado 24 de marzo por los rebeldes de Séléka, que asumieron el poder en el país tras la huida del derrocado presidente François Bozizé, que se ha refugiado en Camerún.
La coalición Séléka, compuesta por cuatro grupos rebeldes, se alzó en armas en el norte del país en diciembre de 2012 al considerar que Bozizé no había respetado unos acuerdos de paz firmados en 2007.
Sin embargo, estos rebeldes son de mayoría musulmana, frente a una población esencialmente católica, por lo que el conflicto está adquiriendo una vertiente religiosa.
Según estimaciones de la ONU, unos 31.500 residentes extranjeros han sido evacuados del país, y más de 86.000 centroafricanos han buscado refugio en los países vecinos desde diciembre, huyendo de los combates en Bangui y otras zonas del país.
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