ONU abre investigación por la violencia política en Burundi

  • Las Naciones Unidas y la Unión Africana (UA) urgieron el jueves a poner fin a la violencia en Burundi, donde el Consejo de Derechos Humanos de la ONU realizará una investigación urgente, ante la alarma de la comunidad internacional.

"África no tolerará que un nuevo genocidio ocurra en su suelo", proclamó en un mensaje en Twitter el Consejo de Paz y Seguridad de la UA, que deliberaba en Adís Abeba (Etiopía) sobre la situación en Burundi, refiriéndose al genocidio que tuvo lugar en Ruanda en 1994.

En Ginebra, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU decidió el jueves enviar "con urgencia" investigadores a Burundi, ante los actos de violencia que se han registrado y el riesgo de "guerra civil" en ese país africano.

El Consejo con sede en Ginebra decidió, sin votación, solicitar al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUR), Zeid Ra'ad Al Hussein, "organizar y mandar in situ con urgencia una misión de expertos independientes".

Al abrirse una reunión extraordinaria del Consejo, el Alto Comisionado afirmó que Burundi estaba en el "umbral de la guerra civil".

Por su parte, Adama Dieng, asesor especial de la ONU para la prevención del genocidio, advirtió que Burundi "parece estar al borde de un aumento de la violencia que podría desembocar en crímenes atroces".

Burundi está sumido en una crisis política desde finales de abril, cuando su presidente Pierre Nkurunziza presentó su candidatura para un controvertido tercer mandato, que ganó.

La oposición, que boicoteó los comicios, considera que ese tercer mandato es contrario a la Constitución y al Acuerdo de Arusha que abrió la vía al final de la guerra civil (300.000 muertos entre 1993 y 2006), que limitan a dos los mandatos presidenciales.

En medio del conflicto, tras una brutal represión de las manifestaciones y la reelección en julio de Nkurunziza, la violencia se intensificó.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se había declarado el miércoles "muy preocupado por la escalada de violencia en Burundi", un país que "está al borde de una guerra civil".

Representantes opositores han acusado al partido gobernante CNDD-FDD de preparar un plan comparable al que desembocó en un genocidio en el vecino Ruanda en 1994.

En este país, tras ser abatido el avión del presidente, el hutu Juvénal Habyarimana, el 6 de abril de 1994, comenzaron matanzas a gran escala. Desde todos los estratos de la administración se crearon listas de personas a eliminar. Las milicias hutu "Interahamwe" y las Fuerzas Armadas Ruandesas (FAR) mataron metódicamente a los "Inyenzi" ("las cucarachas", en idioma kinyarwanda, como apodaban a los tutsis), así como a los hutus opositores al partido de Habyarimana y a quienes se negaban a participar en las matanzas.

El 4 de julio de 1994, el hoy gobernante Frente Patriótico Ruandés (FPR) tomó Kigali, poniendo fin a las masacres. La victoria de los rebeldes provocó a su vez un éxodo de centenares de miles de hutus hacia el vecino Zaire (actualmente República Democrática del Congo).

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