Orando por sus antiguos enemigos nipones desde Corea

  • Miles de mujeres coreanas acompañaron al Ejército japonés durante su lucha en la Segunda Guerra Mundial. Las denominadas "damas del consuelo" llevan años reclamando que Japón entone el mea culpa por lo que ellas denuncian como una esclavización sexual. Pero ayer dejaron de lado viejas rencillas para rezar por las víctimas del terremoto.
Dos antiguas "damas del consuelo" del Ejército japonés (Imagen de archivo: Getty 2007)
Dos antiguas "damas del consuelo" del Ejército japonés (Imagen de archivo: Getty 2007)
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Bruno Picozzi, Taipéi

Diez minutos de silencio frente a la Embajada japonesa en Seúl para honrar a las miles de víctimas de la tragedia que afecta a Japón. Es el Consejo de las Mujeres Coreanas que llevan años denunciando que el Ejército japonés las obligó a la esclavitud sexual durante la Segunda Guerra Mundial.

Ayer las denominadas "damas del consuelo" quisieron expresar sus condolencias las últimas representantes de 200.000 mujeres jóvenes que se vieron obligadas a seguir el Ejército imperial durante la guerra que llevó a Japón las bombas de Hiroshima y Nagasaki.

Hoy solo quedan 74 de todas aquellas mujeres, todas en edad muy avanzada, tanto que entre ellas se llaman "las abuelas". La última se ha fue hace diez días. Falleció a los 88 años sin haber recibido ni una disculpa ni una indemnización. Según los historiadores japoneses, ella era una prostituta que acudió al frente pagada por hacer su trabajo.

Sobrevivió a la esclavitud en Manchuria (región histórica China) y en Singapur y después de la guerra reconstruyó su vida en familia, aunque mantenía vivo el recuerdo de su pasado. Desde 1992, establecida la organización, todos los miércoles se reunió con sus compañeras ante la Embajada japonesa en la capital de Corea del Sur para protestar y cantar, exigiendo justicia, aunque fuera tarde.

Hasta ahora, el grupo había dejado la protesta solo cuando en 1995 otro terremoto, aquella vez de 7,3 en la escala de Richter, sacudió la región nipona de Kobe causando 6.434 víctimas. Ayer por la tarde fue la segunda vez que dejaban su reivindicación de lado.

Protegidas contra el frío por mantas pesadas y rodeadas por un numeroso grupo de activistas y ciudadanos armados con velas, las ancianas se reunieron para rezar por los afectados por el terremoto y el tsunami que hace casi una semana asoló Japón. Un breve discurso en memoria de los fallecidos, un largo silencio y luego una canción titulada 'Sé valiente'.

"Aún recuerdo mi calvario hace 70 años. Por eso puedo comprender más que nadie lo que los japoneses están sufriendo ahora", dice la octagenaria Gil Won-ok al Korea Herald, que asegura que le extirparon el útero a los 15 años después de haberla esclavizado en Manchuria. "No tenemos ningún odio hacia el pueblo [japonés], pero sí hacia lo que ha sido su pasado. Ofrecemos nuestras sinceras condolencias a aquellos que han perdido a sus seres queridos".

Yoon Mi-Hyang, líder de la organización, ha felicitado al Gobierno de Seúl por el envío de equipos de socorro para apoyar a la población nipona, a pesar de las difíciles relaciones heredadas de la historia. De hecho, no solo el Gobierno sino también la sociedad civil ha trasladado de forma masiva su apoyo a los antiguos colonizadores.

Varias organizaciones humanitarias en Corea del Sur han recaudado más de 40.000 donaciones, algunas de ellas de alto valor económico, como las de varios millones ofrecidas por cantantes y actores coreanos populares en la Tierra del Sol Naciente.

Precisamente en la devastada región japonesa de Miyagi, ayer los soldados nipones enviados desde Tokio rescataron a una de las últimas mujeres del consuelo, Song Shin-do, que llevaba años viviendo allí. La salvaron los hijos de los hijos de aquellos que la llevaron esclava hace 70 años.

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