Polonia, "donde todo comenzó", prepara la beatificación de Juan Pablo II

  • Varsovia.- Los fieles polacos aguardan la beatificación de Karol Wojtyla, el papa viajero que llegó desde la Polonia comunista, quien subirá a los altares el próximo domingo para pasar a la historia como Juan Pablo II "El grande".

87 delegaciones asistirán a la beatificación de Wotyla
87 delegaciones asistirán a la beatificación de Wotyla

Varsovia.- Los fieles polacos aguardan la beatificación de Karol Wojtyla, el papa viajero que llegó desde la Polonia comunista, quien subirá a los altares el próximo domingo para pasar a la historia como Juan Pablo II "El grande".

Wojtyla dijo en una ocasión que fue en Polonia donde "todo comenzó", en referencia al país que lo vio nacer (Wadowice, 1920 - Ciudad del Vaticano, 2005), donde inició la escuela, el teatro, el camino de la fe y el sacerdocio.

Hoy, su Polonia natal espera impaciente la beatificación del pontífice, un acontecimiento histórico que para el cardenal metropolitano de Varsovia, Kazimierz Nycz, convertirá definitivamente al papa polaco en Juan Pablo II "El Grande".

Poco le importan a Nycz las críticas que durante las últimas semanas han tachado a Karol Wojtyla de intransigente y autócrata, o las voces que recuerdan que durante su pontificado la Iglesia no investigó los casos de abusos sexuales protagonizados por sacerdotes.

"Para la mayoría de polacos Juan Pablo II es, además de un símbolo religioso, un símbolo de la libertad y de la lucha contra el comunismo", explica el profesor de teología Piotr Wisniewski, uno de los más de 50.000 polacos que asistirán en Roma a la esperada beatificación.

A Piotr y a sus compatriotas tampoco les importa las más de treinta horas de viaje en autobús hasta El Vaticano, un pequeño esfuerzo "para estar presente en un momento irrepetible para Polonia y para el pueblo polaco", decía Wisniewski antes de subir al autocar, cargado con una bolsa repleta de bocadillos, agua, algunos libros y una bandera polaca cuidadosamente doblada.

Pero el esfuerzo no es tan pequeño si se tiene en cuenta que la mayoría de los fieles que han partido hacia Roma son trabajadores corrientes y jubilados, en muchos casos residentes en zonas rurales, para los que desembolsar cerca de 300 euros por el viaje y el hotel no es ninguna tontería.

"Hemos decidido ir a Roma a última hora, merece la pena, así que dejamos a los niños con un familiar y esperamos que se porten bien", explicaba anoche un matrimonio a punto de tomar el autobús en Cracovia.

Los menos afortunados podrán asistir a los actos previstos en Varsovia y en otras ciudades polacas, ha dicho el cardenal Nycz, que durante las últimas semanas ha llamado a los fieles a participar en este "acontecimiento histórico".

En la capital polaca se instalarán dos pantallas gigantes para que los ciudadanos puedan presenciar en directo la ceremonia, mientras una imagen gigante de Juan Pablo II (55 por 26 metros) formada por más de 100.000 fotografías se desplegará en la basílica de la Divina Providencia de Varsovia, un impresionante templo aún en edificación cuya construcción promovió el propio Wojtyla.

Mientras, un papa móvil recorrerá las calles varsovianas recreando la visita que el pontífice hizo a su país natal en 1979, cuando lanzó un mensaje de esperanza a sus compatriotas, a los que serviría de inspiración en su lucha para derrotar al comunismo.

El vehículo estará decorado con flores blancas y amarillas, los colores de la bandera vaticana, y custodiado celosamente por actores que interpretarán el papel de los guardaespaldas que acompañan a los pontífices en sus desplazamientos.

Pero será en su localidad natal, en Wadowice (sur de Polonia), donde se espera una mayor afluencia de fieles, con el primer ministro polaco, Donald Tusk, a la cabeza.

Juan Pablo II vivió en Wadowice hasta los 18 años, cuando se trasladó para continuar sus estudios a la cercana Cracovia, donde se convertiría en obispo en 1958.

"Mi novio y yo aprovecharemos el fin de semana para viajar a Cracovia y Wadowice, y conocer la ciudades que marcaron la vida de Juan Pablo II, una persona fundamental en nuestra Historia", dice Paulina, una joven administrativa de Varsovia.

La beatificación podría marcar un antes y un después en Polonia, donde casos como el de Paulina y su novio serán cada vez menos frecuentes, en una sociedad que experimenta un proceso de secularización constante marcado por la modernización y europeización del país.

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