Shriver: No busco los temas que nadie quiere, lo hago por perversidad natural

  • De nuevo implacable, la escritora norteamericana Lionel Shriver pone ahora su mirada sobre el sistema nacional de salud de su país en la novela "Todo esto para qué" y asevera que, más que lanzarse a indagar en los temas que nadie quiere, cuenta con una "perversidad natural" que le lleva a ellos.

Barcelona, 29 may.- De nuevo implacable, la escritora norteamericana Lionel Shriver pone ahora su mirada sobre el sistema nacional de salud de su país en la novela "Todo esto para qué" y asevera que, más que lanzarse a indagar en los temas que nadie quiere, cuenta con una "perversidad natural" que le lleva a ellos.

Si en la descarnada "Tenemos que hablar de Kevin" trataba sobre la maternidad y en "El mundo después del cumpleaños" ahondaba en las relaciones de pareja, ahora llega a las librerías españolas de la mano de Anagrama para, entre despiadada e irónica, narrar la historia de un matrimonio, en el que a la mujer, Glynis, le diagnostican una rara enfermedad de muy mal pronóstico, llamada mesotelioma peritoneal.

Durante una animada rueda de prensa, Shriver no ha escondido que parte de un caso real, que afectó a un fallecido amigo suyo, y de su "exasperación" ante el sistema de salud norteamericano, "basado en el dinero y los seguros de vida".

Dice que puso el punto y final dos semanas antes de aprobarse la reforma propuesta por Barack Obama, un proyecto que a su juicio "no cambia el núcleo del sistema". "Como novelista -ha proseguido- me siento aligerada de que la novela tenga vigencia, pero como ciudadana no".

Shriver, sin embargo, lleva más de dos décadas residiendo en Inglaterra y conociendo las ventajas de la sanidad europea. "Pero tampoco quiero ser naif, porque lo que ocurre en Estados Unidos empieza a pasar en Europa", añade.

A pesar de ello, defiende que se redimensionen algunos gastos en las políticas de salud de los países europeos y ha dejado claro que no es nada partidaria de que se costeen, por ejemplo, las operaciones de cambio de sexo o que se destinen grandes partidas para enfermedades que no tienen curación.

"Yo, si tengo una enfermedad terminal, no querré que me alarguen la vida. Quiero decir basta, aunque no sea muy bien aceptado, especialmente en Estados Unidos, donde la idea de la muerte es pensar que hay que alargarla, alargarla, alargarla", ha afirmado Lionel Shriver.

En la novela, por otra parte, el marido de Glynis, Shep, un hombre hecho a sí mismo, que quiere pasar el resto de su vida cerca de Madagascar, comparte con ella la impresión que le produjo la primera vez que viajó al continente negro.

En este sentido, la autora de Carolina del Norte ha rememorado que fue a Kenia a los dieciséis años y fue una experiencia que le cambió su perspectiva de la vida, puesto que las personas que conoció, que no tenían apenas nada, "eran felices y vivían mucho más, disfrutando la vida al momento".

A pesar de la dureza de algunas de las páginas, que terminan con un final feliz, según su artífice, su particular sentido del humor también aparece. "Vengo de una familia muy religiosa -ha explicado- en la que el sentido del humor me lo tuve que autoenseñar para sobrevivir y para que la vida fuera más soportable".

Tampoco ha obviado una pregunta sobre su cambio de nombre, de Margaret Ann a Lionel.

Ha comentado que lo cambió cuando apenas contaba quince años, porque no le gustaba como la habían bautizado. "Siempre fui un poco marimacho, una rebelde por naturaleza, y tengo una sensibilidad andrógina masculina de la que no tengo que excusarme para nada".

Por otra parte, ha precisado que tiene "una parte derechista muy desagradable" y que la enfurece ver en el barrio del sur de Londres en el que reside que una importante capa de la población vive de los subsidios, sin preocuparse en buscar un trabajo.

Respecto a si está trabajando en algún nuevo libro, ha avanzado que la próxima primavera tiene previsto publicar "Big Brother", una novela sobre la obesidad en los Estados Unidos. EFE.

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