"Soy peligrosa, porque no le tengo miedo a nada", dice la argentina Petrosino

  • La argentina Natty Petrosino, que hoy recogerá un premio a la promoción de los derechos humanos en la universidad pública de Navarra, en el norte de España, aseguró que es una mujer "peligrosa" porque no le tiene miedo a nada y puede "decir cosas que otros no podrían".

Pamplona (España), 4 jun.- La argentina Natty Petrosino, que hoy recogerá un premio a la promoción de los derechos humanos en la universidad pública de Navarra, en el norte de España, aseguró que es una mujer "peligrosa" porque no le tiene miedo a nada y puede "decir cosas que otros no podrían".

Natty Petrosino (Bahía Blanca, 1938) realiza desde hace 45 años una labor humanitaria en favor de los más pobres y marginados de su país, sin ningún apoyo institucional, y de hecho llega a rechazar las subvenciones estatales para conservar su independencia.

Conocida como "la Madre Teresa argentina", fundó una red de ayuda a pobres y enfermos, y ahora vive en una casa rodante con la que viaja por toda Argentina asistiendo a comunidades de indígenas y personas desfavorecidas.

Petrosino dijo hoy en rueda de prensa que ya no le "asombra" comprobar que en el resto del mundo no se sepa la situación real de Argentina, que calificó de "terrible", con una tasa de inflación que hace que "la gente casi no pueda comprar nada".

La de Argentina es "una democracia desfasada", apuntó Petrosino, quien destacó no obstante que ella es "ajena a todo eso" y se dedica a desarrollar su tarea, asistiendo a comunidades indígenas olvidadas, llevando alimentos y asistencia médica a los más pobres y construyendo escuelas y hospitales.

Petrosino contó a la prensa cómo a los 27 años, casada y con dos hijos, estuvo clínicamente muerta durante unos segundos al ser operada de un cáncer en un oído y tuvo una experiencia mística que cambió su vida radicalmente.

Hasta entonces, agregó, su única preocupación era "estar bronceada de verano a verano" y "lucir las cosas más caras y exclusivas", pero a parir de ese momento tomó conciencia de las necesidades de otras personas y comenzó a alojar en su casa a vagabundos y exconvictos y "todo el mundo creyó que me había vuelto loca".

Durante años, Petrosino fue creando una red de hogares para ayudar a los más pobres, enfermos y discapacitados en toda Argentina y con el tiempo ha extendido su labor a lugares como Nicaragua, Moscú, Chernobil (Ucrania) y Kazajistán.

Luego decidió comenzar de cero y, a bordo de una furgoneta, se dedicó en exclusiva a los pueblos indígenas de Argentina, como los mapuches, los huarpes y los wichis.

Así, para las comunidades de aborígenes wichis de las provincias de Formosa y Chaco, en el norte del país, construyó dos escuelas, tres salas de primeros auxilios y más de medio centenar de casas sin subsidios oficiales, que ella y sus colaboradores rechazan porque le "atarían" con compromisos adquiridos.

El secreto, explicó, es aprovechar en cada caso los recursos disponibles, como, por ejemplo, los palés de madera en los que llegan muchos alimentos, que utilizan para construir casas.

El Premio Jaume Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos, que será entregado esta tarde por la presidenta del Gobierno regional de Navarra, Yolanda Barcina, está dotado con 36.000 euros, que Petrosino va a emplear en continuar con su labor humanitaria, porque el dinero "nunca es suficiente, pero tampoco nos falta".

La creación de este galardón internacional fue una de las últimas voluntades del filántropo Jaime Brunet Romero, nacido en Bayona (Francia) el 20 de julio de 1926 y fallecido el 4 de enero de 1992 en San Sebastián, quien confió su legado a la Universidad Pública de Navarra para la constitución de una fundación que promoviera las libertades fundamentales y los derechos humanos.

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