Un carnero degollado para disfrutar en compañía la Fiesta del Sacrificio

  • Un carnero degollado es la principal estampa pero no la única de la Fiesta del Sacrificio, que saca a las calles el espíritu festivo de los egipcios en una jornada igualmente celebrada hoy en el resto del mundo musulmán.

Belén Delgado

El Cairo, 15 oct.- Un carnero degollado es la principal estampa pero no la única de la Fiesta del Sacrificio, que saca a las calles el espíritu festivo de los egipcios en una jornada igualmente celebrada hoy en el resto del mundo musulmán.

Es tiempo de disfrutar en familia y, en esa línea, los egipcios acudieron juntos a la mezquita a primera hora de la mañana para rezar, dando inicio a esa festividad, llamada en árabe "Eid al Adha".

Los alrededores del templo de Sayeda Zeinab, en el centro de El Cairo, estaban llenos del bullicio de niños que estrenaron juguetes, ropas nuevas o una simple "galabeya", túnica blanca que al final del día acabará manchada con la sangre de las reses.

Las carnicerías han sido el lugar de concurrencia de los vecinos del barrio, atraídos por el rito que todos los años se practica en recuerdo del cordero que Abraham sacrificó para agradecer a Dios que le perdonara la vida de su hijo, que según el Corán fue Ismael y no Isaac.

Frente a la mezquita, varios muchachos ataban al animal y lo tumbaban inmóvil en el suelo con la cabeza en dirección a la ciudad santa saudí de La Meca, momento en el que el matarife de turno lo degolló de un tajo y lo dejó desangrarse hasta la última gota mientras pronunciaba una oración en acción de gracias.

Esa sangre era fotografiada y observada por una multitud de hombres y mujeres que permanecían sentados, ya fuera en los cafés aledaños o en una improvisada hilera de sillas.

"Sacamos a los niños para que vean el sacrificio del carnero porque el Corán dice que, cuando sale la sangre del animal, Alá te perdona todos los pecados", sostuvo a Efe Tagrid Mahmud, de profesión guía turística.

Mahmud llenó dos cubos de carne, a sabiendas de que un tercio del peso total lo cocinaría en casa asándolo y acompañándolo de "tahina", una pasta hecha a partir de semillas de sésamo.

Con ayuda de una balanza, dijo que separaría los otros dos tercios para repartir entre los allegados y los pobres, como es costumbre.

Idéntico procedimiento ha llevado a cabo Rauf Goneim, que sacrificó en el portal de su casa una ternera que había comprado -como otros tantos- con antelación.

Y es que el también llamado "día grande" es la ocasión anual que tienen las personas sin recursos para obtener un trozo de carne, por lo que estas no han dudado en hacer fila frente a los distintos establecimientos.

Para lidiar con la acuciante crisis económica, los comerciantes prefirieron esta vez mantener los precios estables, en un intento de dar un respiro a los ciudadanos de un país que desde julio pasado han vivido una fuerte división y sangrientos disturbios tras el derrocamiento militar del presidente islamista Mohamed Mursi.

Menos clientes de lo habitual atendía esta mañana el carnicero Mustafa Abdel Fatah, quien apuntó a Efe que este año ha vendido el kilo de cordero a unas 77 libras egipcias (unos 11 dólares), frente a la carne de vacuno, algo más cara.

Uno de sus colegas, Tamer el Gamal, ha decidido ofrecer sus productos en un puesto cercano a la mitad de precio en "protesta" por la caída de Mursi.

Aunque no organizaron manifestaciones, los islamistas corearon hoy consignas contra el Ejército tras el rezo, frente a las advertencias de las autoridades, que dijeron que "no tolerarán" ningún intento de enturbiar la fiesta, que se prolongará durante los próximos días.

Superar las diferencias es lo que más desea el ingeniero Abdel Baki, que rezó hoy para que "todo el mundo esté en paz". En su opinión, "todos los corazones están hoy con los peregrinos que han viajado a La Meca".

El "Eid al Adha" se celebró hoy en todo el mundo musulmán para conmemorar también el tercer día de la peregrinación a esa ciudad santa.

Cerca de La Meca, los fieles arrojaron guijarros contra las columnas de piedra que representan las tentaciones del diablo mientras entonaban "Allahu Akbar" (Dios es grande).

Luego se cortaron el cabello y completaron las vueltas a la "Kaaba", edificio con forma de cubo en cuyo interior consideran que está un pedazo desgajado del paraíso y el centro del universo. Un ritual que, junto al sacrificio del carnero, volvió a marcar la fiesta islámica por excelencia.

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